JORNADA NACIONAL DE LA FAMILIA
Domingo 24 de mayo de 2020
Queridas Familias cubanas… Estamos finalizando la Pascua, con la cual inicia cada año la Jornada Nacional de la Familia. Este año, ha sido una Pascua extraña para todos, vivida en gran parte aislados en nuestras casas, para protegernos de una partícula microscópica que ha revolucionado nuestra forma de vida, más que ningún otro acontecimiento en los últimos años, o siglos. De modo que, la Jornada Nacional de la Familia, la estamos celebrando de manera especial y creo que oportuna, en el marco estrecho o no, de cada una de las familias.
Hoy, Día de la Ascensión del Señor, es propicio un momento de oración en familia, dejándonos iluminar por el texto paulino de la liturgia de la misa de hoy…
Carta de san Pablo a los Efesios 1, 17-20
Hermanos: El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de su corazón para que comprendan cuál es la esperanza a la que les llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo.
Reflexión
Pablo, pide para la familia comunitaria de Éfeso un don: “El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de su corazón para que comprendan…”. Espíritu de sabiduría y revelación, iluminación, para comprender. En definitiva, se trata de ubicarnos como familia, para saber y poder “re-conocerlo” en medio de nosotros y a nuestro alrededor. Démosle una vuelta, sin prisas ni miedos a la cotidianidad y realidad de nuestro modo de ser familia, para poder “comprender” allí: “cuál es la esperanza a la que nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes”.
Será al Espíritu Santo, a quien celebraremos la semana que viene, pero que está entre nosotros desde el inicio y será quien nos enseñe y nos muestre la Vida de familia en su plenitud.
La Pascua llega a su fin y la promesa del Espíritu se va haciendo más visible y más necesaria. La presencia de Jesús hasta el final de los tiempos, una vez que lo vemos alejarse entre las nubes, es la forma en la que el Espíritu hace las cosas: sin mucho ajetreo, sin manifestaciones escandalosas, sin imposiciones. Como una brisa suave, que supo intuir Elías.
La forma de comprender la presencia del Espíritu Santo en la vida de nuestras familias, sigue siendo: mirando y escudriñando bien el corazón de cada uno y después, a nuestro alrededor, a mi esposa/o, mis hijos, parientes y vecinos para ver dónde despunta, dónde se deja ver el Espíritu sin grandes aspavientos. Y es, como claramente dice san Pablo un don, así que, pidámoslo esta semana sin cansarnos.
¿No es suficiente, percibir el don del Espíritu Santo en la familia, para celebrar, cada día durante la Jornada, una gran fiesta?
COMISION NACIONAL DE FAMILIA.