Alocución radial II Domingo de Pascua 19 de abril de 2020

Alocución radial II Domingo de Pascua 19 de abril de 2020

Transmitido por CMKC Emisora Provincial de Santiago de Cuba

Escuchar aquí:

“Como el Padre me ha enviado, así también les envío yo.  Reciban el Espíritu Santo”

Queridos hermanos y hermanas:

El mensaje de hoy está dividido en tres partes 1.-Primero comentaremos el evangelio que se lee hoy en las iglesias del mundo entero, que relata los primeros   encuentros   de   Jesús   Resucitado   con   los   apóstoles   y   discípulos. Buscaremos la enseñanza que nos deja y los compromisos que nos pide a cada uno.  Acordémonos que leemos la Biblia no solo para aprender si no también, para aplicar lo leído en nuestras vidas.  2.-  Leeré el mensaje que los obispos de Cuba hemos dirigido a nuestro pueblo con motivo de este momento difícil que estamos pasando. 3.- Elevaremos a Dios nuestras súplicas y oraciones.

Evangelio: Juan.  20, 19-31.

De la lectura del Evangelio podemos resaltar lo siguiente:

1.-Los discípulos de Jesús tenían miedo a los judíos, estaban confusos, dudaban, no sabían que hacer, María Magdalena, Pedro y Juan afirmaban que Jesús estaba vivo, que había resucitado., había vencido a la muerte, y esto les traía aún más incertidumbre.  Sin embargo, estaban reunidos comunitariamente en oración. Su única esperanza era Dios. Así nosotros estamos y nos sentimos muchas veces.  Debemos luchar, pero nunca olvidarnos de poner toda nuestra confianza en las manos de Dios, en la gracia que viene de él.  Él sabrá lo que más nos conviene.   Él sabrá mostrarnos, aun en el mal que sufrimos, algún bien.

2.- Jesús se presenta como el vencedor.  En los dos encuentros Él quiere darles seguridad y confianza a los discípulos y con mucha firmeza les dice que está vivo, que ha resucitado. El mal no tiene poder sobre Él. Tampoco sobre ellos, pues ÉI les ha entregado el Espíritu Santo que les confirma en la fe y les ayuda a reconocer que muchas veces nos apartamos de Dios y de sus mandamientos. Por eso con valentía debería preguntarme: ¿Hago el esfuerzo, en silencio, al final del día, haciendo un examen de conciencia, preguntarme sobre el bien que he hecho, el bien que he dejado de hacer o el mal que desgraciadamente hice a los demás?

3.-Cada persona es diferente.  De la misma manera cada uno de nosotros se encuentra y acerca a Dios, a Jesucristo de manera diferente.  Unos desde pequeños, otros de jóvenes, de   mayores o de ancianos.   Lo   importante es buscarle. Fijémonos en Tomás, Él dudaba, pero buscaba y encontró a Jesús que le mostró las heridas y llagas de su Pasión recibidas por su amor a nosotros, y… Tomás creyó y después hasta entregó su vida por anunciar a Jesucristo.  Te repito hermano.   No te desanimes tú también tienes tu camino para encontrarte con Jesucristo.  Pero recuerda que, como Tomás, debes buscarlo, seguro que EI saldrá a tu encuentro.

4.-Jesús dijo:  “Dichosos los que crean sin ver”, ahí se está dirigiendo a todos nosotros que creemos en Jesús sin haberlo visto.  Ninguno de nosotros ha visto a Jesús vivo y resucitado como lo vieron los apóstoles, sin embargo, creemos en Él, pues los apóstoles nos transmitieron su fe. Alegrémonos. Somos dichosos, bienaventurados, el Señor Jesús nos espera en su Reino.  Ésa, es la respuesta de Jesús   a   los anhelos más   profundos de   hombres y mujeres, encontrar la felicidad.

(Música)

Mensaje de Pascua de Resurrección de los Obispos Católicos Cubanos

“Hemos visto al Señor” Juan 20,25

Fue esta la exclamación gozosa y esperanzadora de los discípulos al encontrarse con Jesús que, habiendo muerto en la cruz, había resucitado y se presentaba a ellos para aliviar su tristeza e infundirles confianza ante el futuro.

Los Obispos de Cuba hacemos nuestra esta proclamación que se fundamenta y brota de la fe que nos anima y sostiene, como ha ocurrido desde hace más de dos mil años en el pueblo cristiano y en aquellos que se han acercado con respeto y admiración a Jesucristo.

En este tiempo de pandemia a causa de la Covid-19 pudiéramos sentir que la preocupación, el temor y la tristeza no nos van a abandonar. Sin embargo, no es así, por la Resurrección de Cristo se nos ha abierto un nuevo horizonte, pues la vida ha triunfado sobre la muerte, el amor sobre el mal, la gracia sobre el pecado. La presencia del Resucitado ha venido a acompañar e iluminar toda soledad humana, y también a disipar todo temor.

La experiencia de la vida nos enseña que las llagas de Cristo siguen abiertas hasta el fin del mundo en los enfermos, en los pobres y en las personas que viven en soledad, en los que son víctimas de las injusticias sociales y las exclusiones. Hoy queremos acercarnos con respeto y amor cristiano, con el silencio solidario que sabe acompañar, a todos aquellos que están contagiados por el virus que tanto pesar está causando en nuestro pueblo y en toda la humanidad.

Igualmente deseamos llegar con nuestra oración al corazón de Dios misericordioso e implorar su benevolencia por el mundo del dolor que hoy no conoce fronteras. También queremos expresar un especial reconocimiento y gratitud hacia los médicos investigadores, médicos asistenciales, licenciados en enfermería, técnicos y todo el personal de salud que con dedicación y con riesgo de su propia vida están cerca de los enfermos asistiéndolos y haciendo todo lo posible por curarlos.

Pedimos al buen Dios que ilumine las mentes de las autoridades que han de tomar decisiones que inciden en la vida individual, familiar y social de todos los cubanos para que acertadamente nos ayuden a salir adelante en estos momentos difíciles y, para que, más pronto que tarde, nos permita retomar el desarrollo de una vida normal y serena, motivados para construir entre todos una sociedad más humana, justa y fraterna.

Que este tiempo, en el que la pandemia nos fuerza a estar en nuestras casas, sea oportuno para compartir en familia los recuerdos de los mayores, las ilusiones de los jóvenes y las alegrías de los niños, fortaleciendo así los vínculos de convivencia capaces de generar verdaderos hogares. Sea, además, ocasión propicia para que las familias cristianas se conviertan en verdaderas iglesias domésticas en las que se ore, se medite la Palabra de Dios y se esté atento a cómo ayudar a parientes y vecinos que puedan estar necesitados de nuestra atención y apoyo material y espiritual.

Dios es un Dios de vivos no de muertos. “La gloria de Dios es que el hombre viva”, enseñaba San Ireneo en el siglo II. Podemos afirmar que Dios está junto a nosotros cuando buscamos soluciones a la pandemia que nos azota y sigue amenazando. Él nos da fuerzas para que podamos cuidar la salud de los enfermos y socorrer a los necesitados, consolar a las familias y orar por vivos y difuntos.

Queridos hermanos y amigos:

En Jesucristo resucitado está la perenne compañía del Amigo y del Maestro. Él resucitó no para volver a vivir como antes, sino para hacer posible la presencia de su Amor victorioso para los hombres y mujeres de todos los tiempos. Él ha inaugurado una nueva y mejor dimensión de la vida humana centrada en la fe, la esperanza y el amor. Es lo que deseamos y pedimos por medio de la Madre de todos, la Virgen de la Caridad, para nuestros hermanos cubanos.

Con la cercanía de nuestro personal afecto y paternal bendición.

LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA

La Habana, 15 de abril de 2020

Miércoles de la Octava de Pascua

(Música)

Les invito a hacer un momento de silencio y a ponernos en oración.  Quiero invitarles a terminar este breve encuentro orando por todos los que sufren.

Después de cada petición oramos diciendo: Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por los enfermos contagiados con el virus que están ingresados en los hospitales y sufren separados de sus familias. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por los que están en cuarentena en hospitales o en sus casas y que ven el futuro con incertidumbre. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por sus familiares que desearían estar cerca de ellos acompañándolos, pero que la misma enfermedad se lo impide. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por los ancianos y aquellos que tienen alguna enfermedad de riesgo que son los más frágiles ante el virus y viven con el temor del contagio. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y enfermeros, los trabajadores   de   los   centros   de   Salud   que   se   enfrentan   al   peligro   de   ser contagiados. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por todos   los   que   tienen   la   misión   de   hacer cumplir   las   normas   de protección   y de   aislamiento social. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por todos los que nos reunimos en nuestras casas a orar para que el Señor fortalezca nuestra fe, nos dé una fuerte esperanza y nos haga generosos con los que más necesitan. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Por aquellos que más sufren de carencias económicas y otros males provocados   por   esta   pandemia. Señor, por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Hermanos vamos a terminar, vamos a despedirnos unidos todos a nuestra Madre la Virgen de la Caridad, por eso les invito a rezar el Avemaría.

Dios te salve María

llena eres de gracia, el Señor es contigo

bendita tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios

ruega por nosotros pecadores

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por Nosotros

Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por Nosotros

Nuestra Señora de la Caridad / Ruega por Nosotros

 

Les bendice a ustedes, a sus familias, a todos los trabajadores de esta Emisora, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

+Mons.  Dionisio García Ibáñez

Arzobispo de Santiago de Cuba

(Música)

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