Mensaje de Mons. Dionisio García Ibáñez

Arzobispo de Santiago de Cuba en la Fiesta de San José

Buenos días hermanos y hermanas:

Al contemplar el hermoso y radiante día que Dios nos regala hoy, nos hace recordar que son muchas las bendiciones que recibimos diariamente y que casi ni nos damos cuenta.
Dios actúa en lo pequeño, lo cotidiano, en el paso a paso de nuestra vida.

Si lo buscamos en los acontecimientos de cada día, lo encontraremos, porque Él, con alegría, sale a siempre nuestro encuentro dispuesto a iluminarnos.
Hoy es la fiesta de San José, esposo de María, al que Dios escogió para que cuidara y velara, como un Padre, al niño Jesús.
Él es ejemplo de que en las pequeñas cosas se realiza la obra de Dios. El sí de san José aceptando acoger al niño Jesús (y a María su madre), es un ejemplo a seguir. Cada vez que hacemos la voluntad de Dios, Él se nos manifiesta.

La Iglesia lo tiene como su Patrono, pues cuidó de Jesús, nuestro Salvador que es la cabeza de la Iglesia.
Aprovecho la oportunidad para felicitar a todos los José, Josefas o Josefinas, pues hoy celebran a su santo patrono. Ojalá tengan la oportunidad de celebrarlo en familia y con los amigos!

Si, hermanos, aun en este tiempo tan incierto de coronavirus, que nos llena de entendible preocupación e incertidumbre, no nos olvidemos de los pequeños momentos que la vida nos da y que tenemos que agradecer.

Unámonos hoy a la invitación que el Papa Francisco nos hace para orar por aquellos que padecen el COVID-19 con peligro para sus vidas; por los que viven en la incertidumbre del contagio; por el personal médico y paramédico que arriesgan la vida para cuidar de los otros; y también por los gobernantes que tienen que tomar decisiones.

Hoy a las 9.00 de la noche nos uniremos en oración. Oremos con fe, confiados en el Señor. Les invito a dejar lo que estemos haciendo a esa hora. Hacer un alto, apagar el televisor y dedicar unos minutos a la oración. (Los) que sepan y puedan, recen el rosario, y si es posible en familia.

Desde el Santuario del Cobre les bendice Mons. Dionisio.

 

Terminamos orando con la dedicada a la Madre:

Dios te salve, María, llena eres de Gracia,
el Señor es contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.

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