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Por: Vicente I. Álvarez Morell

Foto: Reynaldo López Peña 

Diócesis de Holguín, 7 de marzo de 2018 / El legendario templo que alberga la imagen de “El Cristo de las promesas” bajo el patronazgo de San Jerónimo de Las Tunas, acogió en la mañana de este 3 de marzo a varias de las comunidades de la Diócesis de Holguín para la Misa de Ordenación Diaconal del seminarista Antonio Marrero Díaz, quien brinda sus servicios en las comunidades de Manatí.

La Iglesia Católica define el diaconado como el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo, y por lo tanto se le considera la imagen sacramental de Cristo servidor, en virtud de la Sagrada Escritura que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10, 45).

La celebración estuvo presidida por Mons. Emilio Aranguren Echeverría, obispo diocesano, junto a un nutrido grupo del presbiterio diocesano y los PP. Mariano Herrera y Víctor, Rector del Seminario San Carlos y San Ambrosio y Vice-rector del Seminario San Basilio Magno de Santiago de Cuba, respectivamente. Asistieron además a la eucaristía sacerdotes venidos de otras diócesis, diáconos y seminaristas compañeros de Antonio así como representaciones de las congregaciones religiosas diocesanas.

 “Si esto es para el diaconado, ¿qué será para el presbiterado?”, con esta frase inició Mons. Emilio la homilía aludiendo jocosamente a la visible expresión de cariño y cercanía por parte de sus formadores, compañeros, amigos y comunidades, lo que a decir del Obispo entraña un compromiso al propio tiempo que enfatizó “recuérdalo siempre y agradécelo”.

Más adelante apuntó: “cuida en ti tres actitudes esenciales para que correspondas a lo que Dios, la Iglesia y el pueblo que te he encomendado espera de ti” al referirse a ser un hombre que viva en la verdad, lejos de la simulación, las medias verdades y las mentiras piadosas. Además refiriéndose al ordenado destacó “sé un hombre ordenado, que sepas darle peso a lo esencial en la vida” a lo que seguidamente concluyó “sé un hombre cubano […] es decir, que pienses por cabeza propia”

Mons. Emilio recordó además la letra del canto «El Peregrino, de Ricardo Cantalapiedra», interpretada durante la vestidura, para que la hiciera oración diaria “acércate a las gentes, sonríe a los niños, escucha a los jóvenes antes de hablarles, expresa tu amistad a todos por medio del saludo, del apretón de manos o del abrazo. Que todos se den cuenta que no empuñas ningún arma porque tu misión es darte y no defenderte”

Dentro de las funciones fundamentales del diácono están las de proclamar el Evangelio, predicar y asistir en el Altar; administrar el sacramento del bautismo, presidir la celebración del sacramento del matrimonio; conferir los sacramentales (tales como la bendición, el agua bendita, etc.) y llevar el Viático (sacramento de la eucaristía así llamado cuando se administra particularmente a los enfermos que están en peligro de muerte) pero no puede administrar el sacramento de la unción de los enfermos, ni el sacramento de la reconciliación.

Durante este tiempo previo a la Ordenación Sacerdotal, Antonio podrá llevar sotana o camisa clerical además de las vestiduras litúrgicas propias del diácono son la estola puesta al modo diaconal, es decir, cruzada en el cuerpo desde el hombro izquierdo y unida en el lado derecho, a la altura de la cintura y sobre esta la dalmática, que es una vestidura cerrada con amplias mangas, utilizada sobre todo en las grandes celebraciones y solemnidades.

Al finalizar el recién ordenado, nacido en el poblado La Torcaza del municipio tunero de Jesús Menéndez, agradeció a Dios, a su familia y a todos por los gestos de cariño y cercanía al venir a acompañarle en este día tan especial de su camino vocacional.

Para esta ocasión el templo parroquial -ligeramente renovado- exhibió un nuevo recinto para la oración donde ha sido colocada la imagen de la Virgen de la Caridad.