Testimonio de Leonardo Manuel Fernández Otaño

Testimonio de Leonardo Manuel Fernández Otaño, joven católico universitario,

ante el Papa Francisco en encuentro con los jóvenes

en el Centro Cultural Padre Félix Varela.

La Habana, 20 se septiembre de 2015 

Querido Papa Francisco:

Aquí  hoy estamos los jóvenes cubanos, somos muchachos y muchachas de líos profundos, que a veces nos llevan a perder la fe, pero a pesar de todos estos problemas sabemos superarlos y crecernos ante las adversidades de esta difícil realidad socioeconómica que nos tocó vivir. Somos chicas y chicos que montan en “P” (nuestro transporte público) para ir al trabajo o la universidad, pero esta agitada vida no nos hace perder la alegría de vivir, la cual deseamos compartir con nuestro padre y pastor. Ante ti querido papa Francisco hay jóvenes diversos y plurales, cristianos de todas las denominaciones, practicantes de religiones afrocubanas, creyentes de fe sencilla, profunda  y no institucionalizada, no creyentes; pero algo nos une ante esta diferencia de pensamiento que van desde la religión, la ideología hasta cualquier otra forma de proyección ante la vida: lo que nos une es la esperanza en un futuro de cambios profundos y donde Cuba sea unhogar para todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén.

Las limitantes de los jóvenes cubanos sonmuchas, las mismas que enfrentan los jóvenes de otras latitudes, y otras  típicas de nuestra realidad, pero no queremos gastar nuestro tiempo en esto que todos sabemos. En  este ratito que nos  dedica de manera especial, hay algo que decirle, nuestra gran fortaleza  radica en mantener a toda costanuestra solidaridad,que nos ayuda a caminar a paso decidido por encima de cualquier obstáculo.

Hoy no solo queremos presentarle nuestros sueños, sino queremos pedirle  su oración por nuestro país, por nuestras familias cubanas, por nuestros amigos y conocidos que están en nuestro país o que han emigrado. Le queremos pedir algo especial: que con sus palabras renueve en nosotros la esperanza de que se puede crecer, estudiar, trabajar, caminar y ser felizen esta compleja realidad que nos tocó vivir. Ayúdenos, Santo Padre, a ser jóvenes que sepamos acoger y aceptar al que piense diferente, que no nos encerremos en los conventillos de las ideologías o las religiones, que podamos crecernos ante el individualismo y la indiferencia, grandes males de la rutina cubana. Que al salir de aquí seamos capaces de interpretar los signos de nuestros tiempos y nos tomemos todos de las manos para construir una Cuba como la quiso nuestro Héroe Nacional José Martí “Con todos y para el bien de todos” y que, este encuentro con Ud. sea un espacio para la reconciliación conforme nos enseñó nuestro querido padre Félix Varela, asumamos el reto de ser “la dulce esperanza de la Patria”.

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