Irradia

19 de junio de 2022
Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Solemnidad del Corpus Christi

Denle ustedes de comer.” Lucas 9, 13

(Música, Secuencia de Corpus Christi, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Secuencia de Corpus Christi, Javier Brú)

 

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la SBIM Catedral de Santiago de Cuba 

Señor nuestro Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de tu Redención. 

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, siempre una alegría y un gozo poder compartir con ustedes este domingo, compartir la palabra de Dios; y este domingo compartir la Solemnidad de la Fiesta del Corpus Christi, del Cuerpo y la Sangre de Cristo. San Pablo en su primera carta los Corintios, el testimonio más antiguo de la celebración de la comida del Señor por parte de los cristianos, con el primer relato de su institución, recogido por el mismo San Pablo hacia el año 57.

(Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 9, 11-17)

La multiplicación de los panes narrada en el evangelio de San Lucas capítulo nueve, versículos del 11 al 17, preparó a los discípulos para recibir la revelación del banquete en que Jesús se entregaba como comida. El Génesis, primera lectura de hoy, narra la ofrenda de pan y vino que hizo el sacerdote Melquisedec, como una remota profecía de la Eucaristía y del sacerdocio de Cristo.

Revisando hace unos días papeles antiguos, por no decir viejos, me encontré con un número de la revista Iglesia en Marcha del año 1997, Mayo – Octubre de 1997. Y encontré un artículo que yo había escrito sobre Jesús Pan de Vida. Y como se relaciona con la fiesta que celebramos hoy, la del Corpus Christi, en algunos lugares todavía se celebra el jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad, nosotros con la mayoría de la iglesia lo estamos celebrando el domingo inmediatamente después de esta fiesta. Como tiene que ver con esta Fiesta me voy a tomar la libertad de compartirlo con ustedes. El título del artículo era “Jesús ¿quién eres Tú?, eran una serie de artículos que iban respondiendo esta pregunta. Y este artículo partía del evangelio de San Juan, con la frase “Yo soy el Pan de Vida”, ¿Jesús quién eres Tú? Yo soy el Pan de Vida. Decía así.

Nunca  causó  Jesús  tanto  escándalo  entre   los   que   lo escuchaban,    apóstoles   y   discípulos   incluidos,    como cuando  les dijo:  “yo soy el  pan vivo  bajado del  cielo” y  les  aseguró  que  aquellos  que  comieran  de  ese  pan, que era  ÉL  MISMO,  más  aún,  que  los  que  comieran  de su  cuerpo  y  de  su  sangre,  que  son  verdadera  comida  y verdadera bebida,  tendrían  vida  eterna  y  Él  les  resucitaría  en  el último  día.

Tal fue la controversia que se armó y la incapacidad por parte de algunos para acoger estas palabras del Señor, que “Muchos de sus discípulos se retiraron y ya no andaban con EI”. Ciertamente son palabras difíciles de asimilar y muchos seguidores   de   Jesús   han tropezado, en el exacto sentido de la palabra, con ellas y no han podido acogerlas en su corazón. Les parecía como si aceptarlas   les   convirtiera   en    antropófagos o poco menos.  0, lo que es peor, en tontos capaces de admitir cuentos que nadie en sus cabales sería capaz de creer. Pero, no queriendo abandonar a Jesús, como hicieron los discípulos del Evangelio, cerraron sus oídos a estas palabras, como   si   nunca   hubieran   sido   dichas, o   las interpretaron a su manera, a    pesar de ser tan claras y contundentes.

Jesús al ver cómo muchos discípulos le abandonaban preguntó a sus apóstoles.  ¿Acaso ustedes también quieren irse?” ¿También ustedes por no ser capaces de creer en mi Palabra, de confiar en que para Dios nada hay imposible, ni siquiera dar a comer su cuerpo y a beber su sangre, van a seguir su camino apartándose del mío…?

Pedro sacó la cara, una vez más por su compañera y respondió: “¿A quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de Vida Eterna”.  Si Tú lo dices, así será, aunque ahora no imaginamos cómo podrá ser.” 

En la Última Cena comieron. y bebieron, el pan y el vino convertidos:  por la fuerza de la Palabra del Señor, en su cuerpo y en su sangre, podemos recurrir a Marcos 14, 22 al 24. Y ahí también recibieron el mandato de seguir convirtiendo el pan y el vino en SU CUERPO y en SU SANGRE.  en conmemoración suya.   Eso es lo que hace la iglesia, fiel a las Palabras del Señor, escritas en la Sagrada Biblia.  por  medio  de sus  sacerdotes  en  cada  Misa,   repetir  el  gesto  de Jesús; convertir,  con  el  poder que viene  de  Él,  el pan  y  vino  en  su  Cuerpo  y  Sangre,  y  darle  a  comer y  a  beber  a  los  hombres,  las  mujeres  y  a  los niños,  para  que tengan vida eterna ya desde este mundo,  para  que encuentren  la   fuerza  para  seguir a  Jesús,  el  único  que tiene  Palabras  de Vida  Eterna,  y  resuciten  el  último  día.

Aquí termina el artículo. Espero que les sirva para reflexionar, para rezar, sobre este regalo que nos dejó el Señor en la última cena, y que hoy celebramos de manera particular. El Señor no sólo quiso entregar su cuerpo y derramar su sangre en la cruz de una vez para siempre, se quiso quedar con nosotros y quiso seguir dándonos su Cuerpo y su Sangre para fortalecernos, como alimento, como viático para el camino, para que podamos seguir adelante, para que podamos seguir anunciándolo. Para que podamos seguir haciéndolo presente.

Hoy cuando participen en la misa en cualquier lugar del mundo, mañana, pasado, cualquier día, cuando sientan ese momento cuando el sacerdote dice esto es mi cuerpo, coman, esta es mi sangre y beban, miren. Vean a Jesús presente ahí, realmente presente, no como un signo, como un símbolo, como un recuerdo, sino como una realidad de un Dios que está a nuestro lado, que camina nuestro lado, que nos da la mano cada día, que nos da los medios que necesitamos para poder cumplir su palabra, para poder dar testimonio de Él, para poder dar testimonio de su amor por nosotros. Para dejar que ese amor del Señor, que celebrábamos el domingo pasado, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se aman de tal manera que ese amor los rebosa y se derrama sobre este mundo y sobre cada uno de nosotros, que también nosotros viviendo ese amor en nuestra comunidad, en nuestra familia, en el mundo en que vivimos, pueda rebosarnos y derramarse, sobre tantos y tantos que lo buscan y no lo encuentran y lo necesitan.

Nosotros cristianos tenemos esa misión, no porque seamos mejores sino porque nos hemos encontrado con la fuente del amor, Dios es amor nos dice san Juan, y esa nuestra misión. Mientras no lo comprendamos así seguiremos haciendo muchas y muchas y muchas cosas, pero a veces olvidaremos lo más importante, que es vivir el amor, en este mundo en que parece que se habla mucho del amor, pero no se vive dela mor. Que tengan un feliz domingo y el Señor nos permita vivir este sacramento que Él nos dejado como regalo.

(Música, Eucaristía, Dumas y Mary)

Ahora hermanos, renovemos nuestra profesión de fe, pidiendo al Señor que nos nos de la fuerza para vivir conforme a la fe que profesamos.

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? R/ Sí creo.

¿Creen en Jesucristo su Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó, y estás entado a la derecha del Padre? R/ Sí creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R/ Sí creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús, nuestro Señor. R/ Amén.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús nuestro señor. R/ Amén.

Y ahora presentemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, que siempre nos escucha y siempre nos responde.

Por la iglesia para que fortalecida con el Cuerpo y la Sangre de Cristo de testimonio de Él, de su amor, en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren en el cuerpo o en el espíritu, para que puedan encontrar en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de la vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, laicales, para que el Señor nos conceda comprometernos con Él, con el mundo, con nuestros hermanos, en la consecución del bien. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, para que perdona las faltas que el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, verdadera comida y verdadera bebida, podamos vivir a plenitud nuestra vida cristiana. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo, esta súplica y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que tú conoces, te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor.  Amén

Oremos hermanos con la oración que el mismo señor Jesús nos enseñó.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

Y líbranos del mal.

Amén

Hermanos todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús sacramentado, pueden hacer la comunión espiritual, rezando la siguiente oración. 

Creo Señor mío que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas, y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiera recibido, me abrazo y me uno todo a ti. Oh Señor, no permitas que me separe de ti. Amén.

Un gozo compartir con ustedes. Les ha hablado el padre Rafael Ángel de la parroquia de la Catedral de Santiago de Cuba. Pidámosle al Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que derrame su bendición sobre cada uno de nosotros, para que tengamos feliz domingo y podamos tener una buena y productiva semana.

Hasta la próxima. 

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.

Dirección general, María Caridad López Campistrous.

Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo

Irradia…

(Música, Alma de Cristo, Mille)

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