Irradia, emisión del 20 de diciembre de 2020

Irradia, emisión del 20 de diciembre de 2020

Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo IV de Adviento

  

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” Lucas 1, 38

(Música, Magnificat, Cristy Villaseñor)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Magnificat, Cristy Villaseñor)

 

Nuestra invitada nos ayudará a reflexionar sobre el Evangelio de hoy

Muy buenos días, buenas tardes, buenas noches, a todos, es para mí una inmensa alegría compartir con todos ustedes, les saluda la Hna. Sandra Mancía, de las Misioneras Claretianas, quiero agradecer la invitación de compartir con todos, la reflexión de este hermoso Evangelio que corresponde al 4to domingo de Adviento, que nos prepara ya más cercanamente a la gran fiesta de la Natividad del Señor.

Este Evangelio tomado de San Lucas en el capítulo 1, versículos del 26 al 38. Nos recuerda precisamente la valentía de María de acoger en su seno la Palabra fecundada de Dios, que en ella se hizo vida, se hizo carne…

(Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 1, 26-38) 

En este camino de adviento que culmina con el anuncio del ángel a María, que quien como un profeta, trae la buena noticia; de que el pueblo no quedará defraudado, Dios cumple su promesa de enviar a su Hijo, al Mesías, a liberar al mundo. Este domingo no solo estará nuestra mirada fija en María, si no principalmente en Jesús, el Hijo del Padre, el Hijo de David que se hace carne en el seno de María. En él, Dios exalta el clamor de los sencillos, los pobres, anónimos, explotados… que han vivido consciente y constantemente la esperanza de un Mesías, un Salvador, descubrimos de nuevo la fuerza real del amor de Dios, la libertad de todas las esclavitudes que parten del pecado, la justicia y la paz.

Jesús, Mesías y Salvador, nos muestra cada día que para Dios no hay nada imposible. Aun de la vida más estéril puede sacar frutos maravillosos de conservación, de renovación y de esperanza. Como el seno de María, el seno de la comunidad reunida lo recibe, lo guarda y lo hace presente en medio de nuestra historia.

Se acerca la Navidad. Se acerca la fiesta de la memoria de un Dios que ha decidido hacerse presente de una manera nueva en la historia. No tanto con una presencia como una casa construida de piedras, sino con una presencia en las entrañas de una jovencita humilde de Nazaret. En Navidad tenemos que admirar esa pedagogía de Dios que elige a la más sencilla, para que, desde la creatividad, la Gracia, cantemos juntos la misericordia y el amor de Dios.

Este Emmanuel para hacerse presente, nos pide, vaciarnos de nosotros mismos como hizo María con la humildad de una sierva de Dios, vaciarnos de poder, de orgullo, de envidia, imitando a María, a su generosidad que hizo abrir de par en par las puertas de su corazón para fecundarlo del amor siempre fiel de Dios.

La humildad de María y el amor desbordante de Dios inundan el mundo desde este hermoso día en que una joven dijo Sí en nombre de toda la humanidad, al Dios que viene, al Dios que se acerca. Y se acerca de tal modo que se hizo uno de nosotros. Convirtiendo todos los sufrimientos, en alegrías y esperanzas. También nosotros nos preguntamos cómo María: ¿Cómo puede ser posible, si somos un pueblo pobre y necesitado? La respuesta: el Espíritu de Dios inundara las entrañas de esta vida humana, de esta humanidad sufriente para acompañarnos en la larga caminata hacia la plenitud, hacia la liberación.

El ángel Gabriel sabe responder en nombre de Dios a la pregunta de María y a nuestras preguntas: pero ¿cómo puede suceder semejante alegría? Y la respuesta es muy bella para recordarla en esta víspera navideña: mira tú prima Isabel ha concebido en su vejez. Mira, nos diría a nosotros hoy, mira qué cantidad de cosas maravillosas suceden hoy en el mundo en medio del sufrimiento, del dolor, abrir bien la mirada de la Fe y descubrir los signos de esa presencia cariñosa del Dios que viene todo el tiempo. El Dios que no nos abandona jamás.

(Música, Dios te eligió, Cristy Villaseñor)

Bueno hermanos y hermanos confiados en que Dios siempre nos escucha y responde a nuestros clamores, presentamos nuestras suplicas.

Primero por la Iglesia, por cada uno de los que la formamos, para que abramos nuestro corazón confiado al mensaje de Dios de habitar en nuestro corazón, en nuestra historia y nuestro mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren, a causa de esta pandemia que sigue azotando fuertemente a nuestro mundo, especialmente por todos los enfermos, para que la Fe sostenga serenamente su corazón y puedan descubrir en medio del dolor y el sufrimiento la presencia amorosa de Dios. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que luchan para contrarrestar esta pandemia, especialmente por todos los trabajadores de la salud que cada día, arriesgando su propia vida, se entregan generosamente al cuidado de los enfermos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por las autoridades de nuestro país y los del mundo entero, para que busquen caminos de solución a las necesidades de todos. Desde la justicia, la equidad y el bien común. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos también por todos los difuntos, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en el lugar del consuelo, la luz y la paz, junto a Él. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos al Señor los unos por los otros, por nuestras necesidades y las de nuestra familia, para que, confiados como María, respondamos generosamente a Dios, que quiere nacer en nuestro corazón y nos llene de amor, alegría y paz. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo, nuestras suplicas y escucha aquellas que hay en nuestro corazón pero que tú conoces, te las presentamos por Jesucristo nuestro Señor. AMEN.

(Música,Razones pa´ vivir, Jesús Adrián Romero)

Bueno hermanos y hermanas, oremos con la oración que el mismo Jesús nos enseñó…

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén 

Bueno hermanos, estoy feliz de haber compartido con ustedes este rato, ha estado compartiendo la Hna. Sandra Mancía, de las Misioneras Claretianas, les deseo que tengan todos, una feliz semana, acompañados de la bendición de Dios, y protegidos del amor maternal de María nuestra Madre.

 Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA

(Música, Siempre estarás, Marcela Gándara)

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