Irradia, emisión del 25 de octubre de 2020

Irradia, emisión del 25 de octubre de 2020

Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXX del Tiempo Ordinario

“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mt 22, 37-39 

(Música, Me quedé sin palabras, Rabito)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 

(Música, Me quedé sin palabras, Rabito)

En esta mañana nos acompaña el padre Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba. 

Buenos días, buenas tardes, buenas noches amigos y amigas de todas partes. Les habla el P. Rafael Ángel, párroco de la Catedral de Santiago de Cuba, feliz de poder compartir de nuevo con ustedes este tiempo. Estamos en el domingo XXX del tiempo Ordinario, y la liturgia nos propone como lectura evangélica un fragmento del Evangelio de san Mateo, en el capítulo 22, del 34 al 40.

(Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 22, 34-40) 

En el evangelio de hoy, el Señor recuerda y nos recuerda, porque la Palabra de Dios no es sólo para aquellos que la estaban escuchando en el momento en que Jesús hablaba con ellos, sino para nosotros también hoy. La Palabra de Dios es para los de ayer, para los de hoy, para los de mañana… hasta el final de los tiempos, y nos recuerda que el amor a Dios pasa a través del amor al hermano, como nos dice el Apóstol Santiago en su carta, “si dices que amas a Dios a quien no ves, y no amas a tu hermano a quien ves eres un mentiroso”

Queremos saber cómo va nuestro amor a Dios, tenemos que preguntarnos cómo va nuestro amor al hermano. Amor afectivo, por supuesto, hace falta demostrarlo con gestos, con palabras de afecto, que siempre son agradecidas; pero también amor efectivo, hay que mostrarlos con las obras.

Por eso el Señor cuando va a explicarlos el final de los tiempos, cuando vayamos a ese encuentro definitivo con Él, y seamos juzgados como decía San Juan de la Cruz, por el amor y en el amor, nos da las obras de misericordia: Porque tuve hambre y me diste de comer, porque tuve sed y me diste de beber, porque estuve desnudo y me vestiste, porque estuve enfermo y me visitaste, en la cárcel y me fuiste a ver, porque fui caminante y me acogiste. Y cuando le pregunten, ¿cuándo hicimos eso contigo, Señor? dirá, cada vez que lo hicieron con uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicieron, por eso vengan a disfrutar del lugar que he preparado para ustedes.

El amor cristiano es ese amor afectivo y efectivo, es ese amor que nos muestra el Señor desde la Cruz, con los brazos abiertos para acogernos a todos. “Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen”, el Señor murió no sólo por los que lo siguieron, sino también por quiénes lo persiguieron, por los que lo llevaron a la cruz, por los que lo clavaron en la cruz, por los que se burlaron de ellos. El Señor que tiene una paciencia infinita, siempre nos da una y otra vez, oportunidades mientras estamos en este mundo para convertirnos, para cambiar, y tenemos que empezar por acoger sinceramente en nuestro corazón el mandato de amarnos los unos a los otros como Él nos ama.

Que nuestro amor a Dios se manifieste y se demuestre a través del amor a nuestros hermanos, de manera particular a los más necesitados, a  los más pobres, a los más olvidados, a los que nadie tiene en cuenta, a los que todos vuelven el rostro  para no encontrarse con ellos. el amor cristiano es ese amor universal en el que caben todos, en el que nadie queda fuera.

Por eso pidámoslo así hermanos, hermanas, amigos, amigas, en este día: Señor ayúdanos a tener ese amor. Hay tantas cosas en este mundo, siempre las ha habido, ahora quizás un poco más que conspiran contar este amor; que nos hacen, a pesar de hablar tanto de globalización, nos va dividiendo, nos va separando, yo estoy aquí y tú estás allá, porque yo estoy arriba y tú abajo, porque yo pienso de una manera y tú de otra, olvidándonos que este mundo será un hogar cuando todos, desde nuestras lógicas diferencias, siempre que estemos buscando el bien tratemos de hacer lo mejor, dándonos la mano y construyendo, porque el odio y amor son fuego. el fuego del odio destruye, mientras que el fuego del amor construye.

Que tengan un feliz domingo.

(Música, Ahora es el tiempo)

Ahora hermanos vamos a presentarle al Señor nuestras súplicas, nuestras necesidades. Él las conoce pero quiere que nosotros también se las presentemos, sabiendo, confiando en que Él escucha y responde, no siempre dándonos lo que pedimos, pero sí siempre dándonos lo que nos conviene. 

En primer lugar por la Iglesia, para que podamos ser ese signo del amor de Dios en medio de este mundo, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren, por enfermos, por los moribundos, por los presos, por los que están lejos de sus hogares, por los que no tienen trabajo, por los que no tienen casa, para que encuentren siempre en los cristianos una mano tendida, dispuesta a ayudarlos, y a acompañarlos, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor. 

Por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que muchos jóvenes y muchachas generosos escuchen el llamado del Señor y le respondan, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los difuntos, de manera especial los que nadie recuerda, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor. 

Y los unos por los otros, para que nos amemos, para que a través de nuestro amor manifestemos nuestro amor a Dios por encima de todas cosas, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo estas súplicas, y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que tú conoces. Te las presentamos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

(Música, Dónde está el Amor, René González)

Ahora en la distancia pero muy cerca con el corazón, tomémonos de manos y oremos con la oración que el Señor nos enseñó, con la que nos enseñó a llamarnos hermanos porque somos hijos de un mismo Padre.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdónanos nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén 

Líbranos Señor de todos los males, y ayúdanos a vivir como hermanos, los unos con los otros, para que a través de este amor te hagamos presente en medio de este mundo.

Que tengan un feliz domingo, que tengan una buena semana, que nos podamos encontrar nuevamente.

Que Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes, y los acompañe siempre. Amén

Se despide de ustedes el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. 

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA

(Música, La alegría de amar, Acrisolada)

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