INICIA AÑO JUBILAR EN LA ARQUIDIÓCESIS DE SANTIAGO DE CUBA
INICIA AÑO JUBILAR EN LA ARQUIDIÓCESIS DE SANTIAGO DE CUBA
La mañana del primer día del año 2025 estuvo marcada por la apertura del Año Jubilar en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Muy temprano en la mañana en el templo de Santa Lucía, a las 7:30 am comenzó una Hora Santa. Tiempo de oración preparada en el atrio del templo frente al Señor de la Misericordia expuesto al centro de la puerta principal. Ante Él fueron congregándose los fieles y muchos que pasaban sin quizás comprender tan inusual oración.
Finalizado este tiempo, Mons. Dionisio García inició el Rito de Apertura de la Puerta Santa, “En comunión con la Iglesia universal, mientras celebramos el amor del Padre manifestado en la carne del Verbo hecho hombre y en el signo de la cruz, ancla de salvación, abrimos solemnemente el Año Jubilar para nuestra Iglesia de Santiago de Cuba. Este rito es para nosotros el preludio de una rica experiencia de gracia y misericordia, siempre dispuestos a responder a cualquiera que nos pregunte por la esperanza que hay en nosotros, especialmente en estos tiempos de guerra y desorden. Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza, sea nuestro compañero de viaje en este año de gracia y consuelo.”
Fue escuchada la Palabra de Dios proclamada por el diácono Giorvi Poll. El P. Osmany Masó, vicario general de la Arquidiócesis, leyó una síntesis de la Bula Convocatoria del Año Jubilar del Papa Francisco «Spes non confundit», «la esperanza no defrauda» (Rm 5,5).
Una sentida peregrinación encabezada por la imagen del Señor de la Misericordia, seguida de acólitos, sacerdotes y fieles, fue orando y cantando Miserere mei Deus, de Esteban Salas, interpretada por el coro Vox Lucis.
Al llegar al atrio de la Catedral la ciudad fue bendecida por el Señor de la Misericordia y traspasando la Puerta Santa dio inicio a la solemne eucaristía.
Este día la Iglesia Universal celebra la Solemnidad de María Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz.
El Arzobispo en su homilía dio tres puntos para vivir a plenitud este tiempo de Gracia. “La primera, planificar nuestra vida siempre buscando a Dios. Nuestra vida civil buscando la justicia, la paz, la misericordia aquí en la tierra entre nosotros. La segunda, Cristo ha entrado, es una brecha, una cuña en la vida para decirnos la vida no es esto, esta vida nos conduce hacia el Señor.” “La tercera la paz.”
Mons. Dionisio hizo una breve explicación del significado de la celebración cada veinticinco años de un Año Jubilar por el nacimiento de Jesús nuestro Salvador. Al celebrar este Jubileo “Estamos diciéndole al mundo creo que Cristo es mi Salvador, que nació de la Virgen María, murió en la cruz y resucitó al tercer día, para nosotros alcanzáramos la vida eterna.
Que esta celebración hermosa, sea un compromiso. Un compromiso de que mi vida yo lo voy a tratar de conducir hacia Cristo, a ser mejor. Y el Señor siempre presente hermanos. En medio de tantas luchas, tantas necesidades,porque tenemos que pedir mucho para que este año que pasó que ha sido terrible para nuestro pueblo, que el 25 sea mejor. Por lo tanto, tenemos que pedir, como en la oración dominical después de la misa, para que se busquen soluciones que sean eficaces, que sean duraderas ara el bien de todo nuestro pueblo. Para que se cambie lo que haya que cambiar, eso se dice siempre, pero cuándo. Vamos a pedir por eso esa es la misericordia.
Señor danos fuerza. Ha sido un año tremendo. Las divisiones familiares, el desasosiego. Que eso nos lleve a buscar a Dios, porque hay veces que confiamos tanto en los hombres que creemos que la salvación está aquí. No. La salvación está en Cristo Jesús, pero tenemos que buscarla. ¿Cómo? En la justicia, por eso hay que buscar la justicia.”
Antes de terminar la Solemne Eucaristía invitó a todos a aprovechar este año de Gracia, a orar y ponernos de rodillas frente a la antigua y venerada imagen del Cristo de la Misericordia, expresamente no restaurado. Para que al mirarle sintamos el dolor y busquemos restaurar todo lo roto e injusto. Que desde allí nos abramos a la Esperanza que es Él, muerto y resucitado, sabiendo que «la esperanza no defrauda».
¡Feliz y bendecido Año Nuevo!