HOMILÍA DE MONS. DIONISIO GUILLERMO GARCÍA IBÁÑEZ

HOMILÍA DE MONS. DIONISIO GUILLERMO GARCÍA IBÁÑEZ

HOMILÍA DE MONS. DIONISIO GUILLERMO GARCÍA IBÁÑEZ
Apertura del Año Jubilar
Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Jornada Mundial de la Paz
SBMI Catedral de Santiago de Cuba, 1ro de enero de 2025

 Hermanos,

Todos los años nos reunimos el primero de año a celebrar esta primera misa. que siempre es una misa de acción de Gracias, porque estamos en el año 2025, y también es una misa en la que se le pide al señor las bendiciones para poder enfrentar el año nuevo que comienza; sabiendo que en la vida necesitamos de la fuerza de Dios. En todo sentido, en el de luchar por las cosas materiales que tan necesarias ahora son para nosotros, para nuestra familia, es lo elemental vamos a decir así, lo primario para poder vivir; pero también nosotros le pedimos a Dios que nos llene de esperanza y que nunca nos apartemos de Él.

Cuando estábamos allí en la iglesia de Santa Lucía, se leyó un texto en el cual se decía que nosotros tenemos la firme esperanza de que nadie podrá apartar del amor de Cristo. Fíjense bien hermanos, posiblemente pongamos esperanzas en personas, en grupos políticos, ideológicos, militares, personas; pero nosotros los cristianos le pedimos a Dios que nos dé, y la tenemos porque lo somos, lo que tenemos que apropiarnos de ella. Que nos dé la firme esperanza de que nunca nos vamos a apartar del amor de Dios.

¿Ustedes saben lo que significa eso? Significa que tenemos la seguridad, la esperanza de que el amor de Dios siempre está con nosotros, por lo tanto ¿a quién temeré, a quién temeré? Y esa es la esperanza que nosotros estamos pidiendo, la esperanza y la fuerza para vivir con esperanza; la esperanza y la fe, que es la que nos hace confiar en Dios y Él nos lo da. La esperanza de que algún día estaremos plenamente junto a Él. Entonces tenemos que tenerlo claro, porque para el año que comienza el primer punto en la agenda nuestra, en el primer plan nuestro es, Señor mantenme siempre la esperanza y la fortaleza para jamás apartarme de tu amor. Yo sé que tú lo tienes para conmigo, ese no se va, pero has que yo también viva con esa esperanza de saber que tú siempre estás. Y eso nos da seguridad increíble.

Este es un día lleno de acontecimientos, de propuestas, como hemos dicho del primer día del año civil, nosotros los hombres que vivimos en el tiempo ya cuando estemos junto a Dios en la eternidad y que a eso aspiramos todos y tenemos que trabajar para lograrlo; el tiempo ya no estará, pero ahora vivimos en el tiempo. Somos personas limitadas, somos personas que nacemos y somos personas que morimos en el tiempo. Claro, a lo mejor esto que yo voy a decir, me lo han oído decir tantas veces y en tantos años, pero creo que ese es el centro de nuestra vida, en medio de un mundo en que el apremio de la vida diaria, de algunos para vivir de lo poco, para vivir indispensable, y para vivir de lo que no se tiene. Así es la vida que va transitando, otros tal vez queriendo más de lo que tienen, pero todos lo ponen en el tiempo.

El Señor Jesús ha nacido para abrir una brecha en el tiempo, el Hijo de Dios se hace hombre nacido de Mujer por hora del Espíritu Santo, y abrió una brecha en el tiempo, porque Él nos viene a llevar a todos al encuentro con ÉL. Las limitaciones propias de la carne, que es la vida y es la muerte, esta limitación en Cristo Jesús desaparece, porque Él nos llama a vivir con Él eternamente, y esto se inicia en ese momento preciso en que el Señor Jesús entra en la historia, que nosotros acabamos de celebrar el 25 de diciembre.

Entonces fíjense bien hermanos, el primer punto es que estamos un año civil y tenemos que planificarnos, y hemos dicho que la esperanza de Dios debe ser lo primero, luchar en la vida, pero siempre en el fondo está Dios, y nunca buscar cosas que nos aparten de Dios. Porque hay veces que, buscando muchas cosas, aspirando a muchas cosas, nos vamos por caminos que no son de Dios. Esa es la primera, planificar nuestra vida siempre buscando a Dios. Nuestra vida civil buscando la justicia, la paz, la misericordia aquí en la tierra entre nosotros. La segunda, lo acabo de decir, Cristo ha entrado, es una brecha, una cuña en la vida para decirnos la vida no es esto, esta vida nos conduce hacia el Señor.

El tercer punto que nosotros siempre celebramos en este primer día del año es la paz. Los Santos Padres hace más de cincuenta años han dedicado este día a orar por la paz. Cuando oramos por la paz, tenemos que buscar la paz en nosotros mismos, en nuestro corazón. Aquellas cosas que nos afligen, aquellas cosas que nos quitan la paz, nosotros sepamos situarlos en el lugar que tienen que estar, pero sabiendo que todo lo que pasa puede servirnos para encontrarnos con Dios. Busquemos la paz interior, que consiste precisamente en estar reconciliados con Dios, conmigo mismo y con los demás.

Los Santos Padres han dedicado este día a pedir por la paz en el mundo. Este es un mundo en el que tal parece que cuando se empieza a buscar soluciones, las cosas se enredan. Estamos viviendo en un mundo peligroso, porque hay muchas armas, muchos intereses en juego, mucha pasión, mucha prepotencia, mucho miedo. Miedo del otro que, si le doy un poco de libertad al otro, la va a coger y me va a tumbar; que, si aquel grupo se hace muy poderoso, tengo miedo. Que tengo más recursos y me puedo imponer sobre el otro; que yo pienso de esta manera, ya sea política, ideológica o religiosa, tengo derecho de aplastar al que no va conmigo.

Eso es lo que está pasando en el mundo ahora. Las ideologías predominan, si antes eran los reinos o las luchas religiosas, ahora son las ideologías, que se convierten en patrones que no se pueden violar y que justifican cualquier cosa, cualquier injusticia. Hermanos, el mundo está así. Cuando miramos las noticias de cada día, ¿qué nos encontraos? Una guerra fratricida entre dos pueblos que tienen un origen cristiano, ucranianos y rusos, a fajarse porque no somos capaces de buscar soluciones entre hermanos. Israel y tantos pueblos del Medio Oriente. Cuántos años, cuántos sufrimientos, cuántas muertes, ¿hay soluciones? Todas las soluciones que se han buscado son soluciones fallidas. Antier falleció el expresidente Jimy Carter, que dejó buen recuerdo, a él le dieron el premio de la Paz porque dio un pasito para alcanzar la paz entre judíos y palestinos. Esperamos que, de algún resultado en el futuro, que se tenga en cuenta; pero en este momento esos pueblos están enfrascados, en la guerra más sangrienta y mortal que han tenido en la historia.

Así hermanos tantos pueblos que les faltaba la libertad, que las personas no pueden expresar lo que piensan, y eso conduce al sufrimiento. Tantas limitaciones a la fe, tantos cristianos perseguidos, hablamos muchas veces de Roma y de los cristianos que murieron en el Coliseo, hoy están matando más cristianos que en aquella época. Rezamos por ellos, para ellos el dar su vida y no retractarse de su fe; ellos tienen la fuerte esperanza de saber que nadie les va a apartar del amor de Dios, ni la vida que le quiten, porque saben que les espera la vida eterna.

¿Cuántos conflictos en el mundo? Hoy por la mañana leí la noticia de que un camión se tiró sobre una multitud que festejaba el primero de año en Nuevo Orleans, y dejó 10 muertos y más de 30 heridos. El que diga que el paraíso está en la tierra y que tiene la llave, mentira. La llave es Cristo, que como dije entró como una cuña en la vida de los hombres para indicarnos el camino, nunca nos apartemos de ese camino. Ésa es la tercera.

Acordémonos bien, la primera planificar nuestra vida en Cristo. La segunda, Cristo entró en el mundo para salvarnos del seno de seno de la Virgen María que celebramos hoy. La tercera la paz.

El papa Francisco decretó este año, Año Jubilar. Es bueno que se sepa para que ustedes den cuenta cuando la gente le pregunte, ¿qué pasó el día primero allí que hubo una procesión que nadie se enteró? Ha sido así, el problema es que desde el año 1300, 1300, fíjense bien setecientos y pico de años, la Iglesia decidió que cada 100 años se iba a celebrar, se iba a celebrar un Jubileo, un Año Jubilar por el nacimiento de Cristo; que suponemos, por lo menos había que escoger la fecha, que fue en el año cero de nuestra era. A partir de ahí se empezó a nominar el tiempo, a medirlo, antes de Cristo y después de Cristo.

En el año 1300 se celebra el primer Jubileo. ¿Qué significa Jubileo? Es un tiempo de gracia en la cual la misericordia de Dios se hace presente. Es un tiempo en que la comunidad cristiana, la Iglesia, debe de disponer de los medios para que todos los fieles se encuentren de manera más íntima con Jesucristo. Por eso es un tiempo de meditación, de pensar en la Palabra de Dios, qué Dios me dice. Es un chance, como decimos nosotros, una oportunidad que el Señor nos da. Ustedes están afanados en la vida y es normal que sea así, tomémonos un tiempo para meditar. Tiempo de meditar, de acercarnos a Dios, de leer la Palabra de Dios, de participar en la Santa Misa, integrarnos en las comunidades.

Es un tiempo que es una llamada a la conversión, el Señor nos dice conviértete y cree en el evangelio. Tiempo para acercarnos a esa esperanza firme que nunca nos aparta de la vida de Dios. Un tiempo de arrepentimiento, de buscar la verdad, de ser sinceros, de decir al Señor, estoy aquí, he pecado contra el cielo y contra Ti. Estoy aquí, perdóname. Eso es lo que me está diciendo el Señor, a todos nosotros, a ustedes y a mí, y a todos los curas que están ahí. Perdóname, he pecado contra el cielo y contra Ti, y dar los pasos necesarios para vivir íntimamente unidos a Dios, para que nuestro encuentro con Dios sea un encuentro firme y profundo. Es un año que el Señor nos da, y el año de la misericordia, porque este Año Jubilar la Iglesia quiere que se nos despierte, siempre está presente pero la Iglesia hace lo posible que se manifieste, la misericordia de Dios para con nosotros.

Por eso no es de extrañar, que, durante este año, pues haya sacerdotes, eso lo vamos a planificar también nosotros, en horas determinadas y en templos determinados, para que estén allí para confesar, para que las personas vayan a hablar con un guía espiritual, para que todos los fieles lleguen al alcance a alguien que le oriente en la vida. Es un tiempo en que se manifiesta de manera especial la misericordia de Dios, un tiempo de conversión, un tiempo dedicado a Dios, y un tiempo de recibir el perdón y de convertirnos.

¿Por qué se hace esto? Porque en el Antiguo Testamento ya también existía ese tiempo, que era más amplio en otros aspectos, en el cual, reconociendo el poder de Dios, la paternidad de Dios, , pues todas las cosas volvían a cómo eran en el principio. Eso es lo que el Señor quiere, que nosotros lo vamos al principio de nuestra reunión con Él. El Año Jubilar es un año de alegría porque nosotros volvemos a Dios y estamos alegres.

Pues bien, en aquel año tan lejano, y perdonen que les haga este relato histórico, pero me parece que es importante para cuando le pregunten. Después se pasó cada 50 años, y después al final del siglo XV, cada 25 años. Cada 25 años el pueblo católico recuerda el nacimiento de Cristo, de Aquel que irrumpió en la historia para salvarnos y llevarnos con Él. Para decirnos que la vida no termina con la muerte, que Él es la vida, y que viviremos junto a Él. Eso es lo que estamos celebrando nosotros. Estamos diciéndole al mundo creo que Cristo es mi Salvador, que nació de la Virgen María, murió en la cruz y resucitó al tercer día, para nosotros alcanzáramos la vida eterna.

Que esta celebración hermosa, sea un compromiso. Un compromiso de que mi vida yo lo voy a tratar de conducir hacia Cristo, a ser mejor. Y el Señor siempre presente hermanos. En medio de tantas luchas, tantas necesidades, porque tenemos que pedir mucho para que este año que pasó que ha sido terrible para nuestro pueblo, que el 25 sea mejor. Por lo tanto, tenemos que pedir, como en la oración dominical después de la misa, para que se busquen soluciones que sean eficaces, que sean duraderas ara el bien de todo nuestro pueblo. Para que se cambie lo que haya que cambiar, eso se dice siempre, pero cuándo. Vamos a pedir por eso esa es la misericordia.

Señor danos fuerza. Ha sido un año tremendo. Las divisiones familiares, el desasosiego. Que eso nos lleve a buscar a Dios, porque hay veces que confiamos tanto en los hombres que creemos que la salvación está aquí. No. La salvación está en Cristo Jesús, pero tenemos que buscarla. ¿Cómo? En la justicia, por eso hay que buscar la justicia.

Hermanos me alegra mucho que, en un año tan difícil, y sin embargo las comunidades cristianas, en muchas comunidades cristianas uno ve como una esperanza firme, de que el Señor está presente. Uno ve como hay comunidades cristianas que crecen, como hay sacerdotes que dedican su tiempo al servicio de la comunidad, religiosas y laicos misioneros. En Cáritas o en la Comunidad de Sant Egidio, en la que participamos todos siendo o no de la Comunidad de Sant Egidio para llevarle un poquito de agua, como decía la Madre Teresa, en la boca al que tiene sed. Sí hermanos, Dios está presente, en medio del dolor Él se hace presente. Busquémoslo. Acuérdense de que Él es capaz de sacar un bien hasta de lo malo, cuando nosotros vemos las cosas con los ojos de Dios. Hay veces que el mal es una enseñanza.

Entonces vamos a pedir con alegría, con júbilo, porque el Señor misericordioso nos perdona, porque el Señor en el Año Jubilar nos permite estar reunidos hoy aquí, porque el Señor nos presenta su palabra, nos da sus Sacramentos. Sí hermanos, jóvenes, ancianos, mayores, viejos, todos estamos en el tiempo ese que nos conduce hacia Dios, busquémoslo, y si seamos testigos del Señor siempre.

Que Dios nos ayude a todos hermanos a vivir así.

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