170 años de llegada de la Madre María Antonia París
170 años de llegada de la Madre María Antonia París y sus compañeras a Santiago de Cuba
Desde el 28 de enero de 1851 que, con la también novicia Florentina Saingler, salen de la Compañía, son acogidas en su casa por el párroco de la catedral, Don Pablo Bufarull.
Permanecieron en Tarragona, haciendo vida “cómo religiosas”.
Durante estos meses de espera les pidieron, unirse a ellas, varias jóvenes, de las cuales solo aceptaron a tres.
El día 15 de agosto, mientras esperan para embarcarse, Antonia, Florentina, María y Antonia Gual y Josefa Caixal, ante el altar de María, en la capilla del Claustro de la Catedral, se ofrecen a Dios con el deseo y disponibilidad de ponerse en camino donde Dios quisiera para ellas… Y “se ofrecen a padecer cualquier trabajo por amor de Jesucristo”
Así narra Antonia, en su Autobiografía: “El día de la Asunción de María Santísima, reuní las jóvenes que había admitido por compañeras…ofreciéndonos a Dios con voto de atravesar los mares e ir a cualquier parte del mundo sin hacer división entre nosotras, ni apartarnos en ninguna cosa del parecer de nuestro Superior. Y entonces yo no tenía otro Superior que mi confesor” (París Autobiografía 121)
Este “Voto de Tarragona” lo consideramos en la Congregación como la Fundación carismática del Instituto. No hacía falta ninguna dimensión jurídica ni canónica, bastaba el convencimiento de haber sido llamadas por Dios y la voluntad de acoger su llamada, fuere donde fuere o costará lo que costará