Irradia
14 de agosto de 2022
Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XX del Tiempo Ordinario
“He venido a traer fuego a la tierra y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo” Lucas 12, 49
(Música, He venido a traer fuego a la tierra, Javier Brú)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, He venido a traer fuego a la tierra, Javier Brú)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la SBIM Catedral de Santiago de Cuba.
Dios, protector nuestro, mira el rostro de tu ungido. Un solo día en tu casa es más valioso que mil días en cualquier otra parte.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, donde quiera que se encuentren. Arriba, abajo, al norte, al sur, al este, al oeste, en cualquier parte del mundo; es una alegría, un gozo siempre compartir con ustedes este pedacito de domingo, y compartir sobre todo la palabra de Dios que nos ilumina, que nos fortalece, que nos guía, que nos ayuda, para dar gracias por esta semana que termina y pedirle al Señor fuerza para la semana que comienza, para poder hacer lo que debemos hacer, lo que podemos hacer, y hacerlo siempre con alegría, sabiendo que encontraremos dificultades, por supuesto quién no, pero también encontraremos alegría.
Que sepamos descubrir esas pequeñas alegrías que Dios va poniendo en nuestro camino, y que a veces están preocupados mirando aquello que nos falta, que no tenemos, y es bueno que lo miremos porque tenemos que resolver las cosas, no podemos estar ajenos a lo que nos sucede, y a lo que sucede, pero que también seamos capaces de descubrir esas pequeñas alegrías que el Señor va poniendo en nuestro camino. La sonrisa de un niño, la alegría de un anciano, alguna obra buena que podamos, hacer una tarde una la puesta de sol,que son tan lindas, un amanecer a veces más difícil porque hay que levantarse muy temprano para poderlos ver. Pero sí, este domingo en la palabra de Dios encontramos esa luz que necesitamos para poder ir descubriendo esas pequeñas cosas.
Jesús se nos muestra en la liturgia de este domingo vigésimo del tiempo ordinario como un signo de contradicción entre los hombres, aún dentro de la misma familia hay divisiones por causa suya, lo mismo sucedía ya con los profetas como dice Jeremías, quien nos describe las persecuciones y violencias que tuvo que padecer.¡Cuántas! También la carta a los Hebreos se refiere a la multitud de hombres y mujeres que han soportado los combates por la fe, y recomienda que permanezcamos fieles en la lucha contra el pecado, contra todo lo que trata de apartarnos del camino del Señor, eso fundamentalmente el pecado. Fija la mirada en Jesús, qué es el único que nos puede dar la fuerza para seguir adelante o para levantarlo cuando tropezamos.
(Lectura del evangelio de san Lucas, capítulo 12, 49 al 53)
El evangelio de hoy está tomado del evangelista San Lucas en el capítulo 12 versículo del 49 al 53, es de esos evangelios que por lo menos a mí, cuando me enfrentó a ellos, me cuesta pensar qué predicar, qué compartir, porque me desconcierta. En una primera lectura rápida, talvez superficial, me desconcierta y aun, cuando he predicado sobre él en muchas ocasiones, sigue en la primera lectura desconcertándome. Porque siempre esperamos que Jesús nos hable de amor, de perdón, de paz y en este fragmento de San Lucas comienza diciendo he venido a traer fuego a la tierra y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo, pero no se queda ahí si no que continúa diciendo piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra de ningún modo no he venido a traer la paz sino la división. Y uno se queda como en show he venido a traer fuego a la tierra no he venido a traer paz sino atraer división; y entonces tiene tenemos que sentarnos, respirar profundo y ponernos en esa oración para que sea el Espíritu quien nos ilumine y nos ayude a encontrar el camino para descubrir,o al menos tratar de descubrir lo que el Señor trata de decirnos.
Entonces como que vamos viendo esa luz.El Señor viene a traer fuego, y recordamos Pentecostés los apóstoles llenos de miedo orando con la Virgen, esperando el Espíritu Santo y el Espíritu Santo que desciende de como llama de fuego sobre ellos. El fuego que ilumina, el fuego que calienta, el fuego que purifica, ese fuego que necesita que enciendan sus corazones para poder comenzar la misión que el señor les ha encomendado. Vayan al mundo entero y anuncien la buena noticia. Recuerda uno entonces cuando les dice, es necesario que yo me vaya. Los Apóstoles llenos de tristeza pensando que el Señor se va,es necesario que yo me vaya para que les envié el Espíritu consolador. O cuando el Señor les dice ustedes son sal de la tierra y luz del mundo y no se enciende una vela para ponerla debajo de la cama sino encima del celemín para que ilumine toda la casa.
Ese el fuego que el Señor viene a traer, ese es el fuego que tiene que encender nuestros corazones para que podamos ser luz del mundo, para que en medio de las tinieblas, sean estás cuáles sean, podamos iluminar a pesar de que también nosotros pasamos por la misma dificultades, problemas, sufrimientos, angustias, por las mismas inquietudes, por las mismas incertidumbres, seamos capaces a pesar de eso, nosotros cristianos que hemos recibido el Espíritu Santo el día de nuestro bautismo, que hemos recibido el Espíritu Santo el día de nuestra confirmación, lo que ya han sido confirmados, que recibimos cada día el Espíritu Santo, podamos ser ese fuego que ilumina, decía Martí y mata.
Por eso el evangelio nos presenta Jesús también diciendo tengo que recibir un bautismo y cómo me angustio mientras llega, porque vine a traer luz y el que trae luz encuentra dificultades, y a Jesús lo llevaron a la cruz por ser luz. Y sabía que eso era así y se angustiada, pero siguió adelante volvió a Jerusalén, recorrió el camino hasta el Calvario, se dejó crucificar para desde allí perdonar. Perdónalos padre porque no saben lo que hacen, para desde allí como una antorcha iluminar el mundo entero y esa antorcha no ha dejado de iluminarnos desde la cruz. Por eso Cristo no puede faltar de la cruz. Hay quien no dice ¿porqué representan la cruz con Cristo si ya resucitó? Porque no podemos olvidar que Cristo desde la Cruz iluminó el mundo y desde allí, lo sigue iluminando, y de allí no siga diciendo que desde la cruz tenemos que ser luz.y mientras no comprendamos eso no podremos ser luz.
No he venido a traer la paz. Por supuesto que no, no esa paz que quisiéramos, esa paz de que no hay problema, de que no hay dificultades, que todo va bien, que es una balsa de aceite, que todo funciona como tiene que funcionar en mi vida personal, en mi vida laboral, en mi vida social, en mi matrimonio, en mi vida de familia…No, ¿porqué?Porque si usted es luz va a encontrar dificultades, no solo fuera, no solo de aquellos que no quieren que sea luz que ilumina con la luz de Cristo, con la luz del amor, con la luz de la comprensión, con la luz del escucha, con la luz del perdón, sino desde dentro de aquellos que lo quieren y sienten temor de que usted sea luz y te dicen no… por favor.
Y cuánto nos cuesta decirle sí tengo que ser luz, no porque me sienta mejor que nadie, ni más fuerte que nadie, ni con más posibilidades que nadie, sino que si soy cristiano y el Señor me ha llamado y me ha enviado, entonces no tengo de otra que ser luz o no ser nada. Pero qué difícil es a papá, a mamá, a la esposa, al esposo, al hijo, al amigo; que te dicen se puede ser luz pero… Decirles no, no hay peros o somos luz o no somos luz, somos capaces de vivir el ámense los unos alos otros como yo los he amado hasta el extremo, o somos capaces de dar de comer al hambriento, de beber al sediento, de vestir al desnudo, de acoger al caminante, de visitar enfermos, de preocuparnos por el preso o no somos nada.
No hay medias tintas y nos vamos a sentir muchas veces angustiados. Pero ahí está el Señor que nos envía el Espíritu Consolador, el Espíritu que nos fortalece, el Espíritu que nos ayuda, el Espíritu que nos levanta. El Señor que viene a traer ese fuego capaz de calentarnos cuando nos vamos enfriando por dentro y capaz de ayudarnos a encontrar la paz cuando no hay paz, y la serenidad cuando no hay paz, para poder sin estridencias seguir adelante, caminando con nuestros padres, con el esposo, con la esposa, con los hijos, con los amigos; comprendiendo el momento y lo que siente, pero siguiendo adelante.
Es de esos evangelios difíciles, pero que reconforta tanto cuando uno lo va rezando, cuando uno lo va meditando, cuando lo va acogiendo, cuando uno se va dando cuenta de cuánto nos falta de cuánto me falta pero que el Señor está ahí, que no ha venido a traer la paz pero que me da la paz. Entonces nada, ánimo ahí está el Señor, iluminemos con la luz con que Él nos ilumina y encontremos la paz en medio de estos tiempos, para que podamos llevar la paz del Señor en medio de las contradicciones que el Señor hace presente, porque ya lo dijo Simeón ha venido para que muchos caigan y se levanten, para hacer bandera de contradicción. El Señor nos de la fuerza y la gracia.
(Música, Fuego, P. Cristóbal Funes sj)
Hermanos confiados en que el Señor siempre escucha nuestras súplicas y siempre responde, no siempre nos da lo que pedimos, pero sí siempre nos da lo que nos conviene, le presentamos nuestras súplicas.
Pidamos por la Santa Iglesia de Dios, para que extienda por el mundo el fuego de amor que Jesús vino a traer a la tierra.Oremos. Te lo pedimos Señor.
Por los gobernantes del mundo entero, todos los que ejercen la autoridad, para que sean siempre fieles a la verdad. Oremos. Te lo pedimos Señor.
Por los misioneros de nuestras comunidades, para que llenos del Espíritu Santo lleven el mensaje de Jesús a todos los hombres. Oremos. Te lo pedimos Señor.
Por todas nuestras comunidades y familias, para que las inevitables tensiones de la convivencia se superen con la fe y el amor de Cristo. Oremos. Te lo pedimos Señor.
Por cada uno de nosotros, para que confiados siempre en el amor de Dios, seamos testigos de su misericordia. Oremos. Te lo pedimos Señor.
Escucha Padre Santo está súplica y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces, te las presentamos por Jesucristo tu hijo, nuestro Señor. Amén.
Y ahora oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
Y líbranos del mal.
Amén
Un alegría, un gozo, una felicidad compartir con ustedes y desearles que tengan un feliz domingo, que lo aprovechen para reunirse con su familia, con sus amigos, para compartirlo, para disfrutarlo juntos qué tanta necesidad hay para estar unidos en familia. Que tengan un feliz domingo, que tengan una muy buena semana. Y recordarles que mañana lunes es la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, fiesta patronal de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, que está cumpliendo junto con la diócesis 500 años de haber sido trasladada de Baracoa a Santiago; en el 1522 se hizo ese traslado hacia Santiago de Cuba. Así que oremos, demos gracias por estos 500 años en que hemos vivido la fe en esta porción del pueblo de Dios, y el encomendemos los próximos 500 años, que seamos capaces de mantener encendida la llama de la fe en el corazón de nuestro pueblo, y que podamos encontrar esa Paz profunda en el corazón de todos los cubano.
Les ha hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba, que desea que la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre. Amén.
Hasta la próxima.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección general, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo
Irradia…
(Música, La luz del mundo, Arasay Machirán y Olga González)