TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA
DIA 11 DE OCTUBRE 2021
CLARET CATEQUISTA
EL MISIONERO APOSTOLICO ENSEÑA EL CATECISMO A LOS NIÑOS
Claret inicia una etapa que marcará su vida. Desde 1840 a 1849 recorre Cataluña y las Islas Canarias como “Misionero Apostólico”. Se dedicó a tiempo completo a la tarea misionera, a ir de una población a otra, organizó toda su vida y la entregó a la Misión, al “estilo de los Apóstoles”
De los medios de que me valía para hacer fruto.
Segundo medio: EL CATECISMO A LOS NIÑOS.
«La primera cosa que procuraba era la instrucción de los Niños en la Doctrina cristiana, ya por la afición que siempre he tenido a esta clase de enseñanza, ya también porque conocía que es lo más principal, por ser el Catecismo el fundamento de este edificio de la instrucción religiosa y moral. Y además que los niños lo aprenden fácilmente, se les queda más impreso, se les preserva del error, del vicio y de la ignorancia, y se les forma en la virtud muy fácilmente, por ser más dóciles que los adultos. En los niños sólo hay el trabajo de plantar, y en los adultos de arrancar y de plantar. Hay además otra ventaja, que con los niños se conquistan los grandes, y con los hijos a los padres, porque los hijos son pedazos del corazón de los padres. Y además, dándoles, en premio de su asistencia y aplicación, alguna estampita, los padres y los adultos las leen en casa por curiosidad, y no pocas veces se convierten, como lo sé por experiencia” (Aut. 275).
«Una de las cosas que más me ha impelido a enseñar a los Niños ha sido el ejemplo de Jesucristo y de los Santos. Jesucristo dice: Dejad que vengan a mí los niños y no se lo estorbéis, porque de los que se asemejan a ellos es el reino de los cielos (Mc 10, 14). Y, estrechándolos entre los brazos y poniendo sobre ellos sus manos, los bendecía. (Mc 10, 16) Tan cierto es que un niño conservado en la inocencia por una buena educación es a los ojos de Dios un tesoro más precioso que todos los reinos del mundo” (Aut. 276)
“En vista, pues, de estos y otros ejemplos que yo sé y aquí omito, me sentía poderosamente incitado en la misma inclinación que siempre he tenido de catequizar a los Niños y Niñas, y siempre he practicado, ya cuando era estudiante, ya cuando sacerdote, siendo teniente cura, después ecónomo, cuando misionero, y aun después siendo arzobispo” (Aut. 284)
EL MISIONERO APOSTOLICO ENSEÑA EL CATECISMO A LOS MAYORES
Tercer medio de que me valía para hacer fruto.
“El Catecismo a los mayores es el medio que he conocido hacía más fruto. Con él se les sacaba de la ignorancia, que es mayor de lo que se puede figurar aun entre aquellas personas que oyen sermones con frecuencia, porque los predicadores suponen el auditorio instruido, y cabalmente esta instrucción es la que falta por lo común entre los católicos. Y además se les instruye en sus respectivas obligaciones y en el modo de cumplirlas” (Aut. 287)
“Esta instrucción la hacía todos los días, menos el día primero (de las misiones), que era de otro asunto, en el exordio del sermón, antes del Ave María; como iba sólo, yo lo había de hacer todo. Este exordio duraba veinte minutos, y la materia era siempre de los Mandamientos de la Ley de Dios, que explicaba más larga o brevemente, según los días que duraba la función o misión. Al efecto, llevaba en mi vademécum los mandamientos explicados, y además unas hojitas sueltas en cada mandamiento con especies análogas a aquel mandamiento, que usaba de ellas según eran los días que había de predicar en aquella población, y también según las costumbres o vicios que había de reprender y virtudes que había de plantar o fomentar, que para el acierto me enteraba antes, y por lo que me decían y por lo que yo mismo conocía, iba aplicando los remedios” (Aut. 288)