Irradia emisión del 30 de mayo de 2021

Irradia emisión del 30 de mayo de 2021

Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza y la emisora Provincial CMKC

“Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” Mateo 28, 20

 

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Creo, Athenas)

Nuestro invitado nos ayudará a reflexionar sobre el Evangelio de hoy 

El amor del Padre, el perdón y la vida del Hijo y la fuerza del Espíritu Santo esté siempre con ustedes.
Y con tu Espíritu.

Un saludo a todos los radioyentes. Quien les habla es el padre Yosbel Lazo Cordero, párroco de la parroquia misionera San José Obrero.

Queridos hermanos, la Iglesia Católica celebra este domingo el día de la Santísima Trinidad. Un solo Dios en tres personas distintas. Es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Los invito ahora a escuchar la proclamación del Santo Evangelio según san Mateo, capítulo 28, versículos del 16 al 20, donde Jesús nos dice que somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y somos a la vez enviados como misioneros de Dios. Somos bautizados, somos enviados a la misión.

(Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 28, 16-20) 

Nosotros los cristianos católicos invocamos a la Trinidad cuando recibimos un sacramento. Por ejemplo, cuando nos bautizaron, o cuando nos confirmaron; en la misa al principio, al fin, durante toda ella; en la confesión, en la boda, en la ordenación de diáconos, de sacerdotes, de obispos; en la unción de los enfermos. En la vida ordinaria también está presente la Trinidad, al levantarnos cuando hacemos la señal de la cruz invocando la Santísima Trinidad, al acostarnos, al bendecir la comida, cuando bendecimos a nuestros hijos, ahijados y les decimos “que Dios te bendiga”, y dibujamos en el aire la cruz con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Los católicos creemos que la Trinidad es una, no creemos en tres dioses, sino en un solo Dios en tres personas distintas. No es que Dios está dividido en tres, pues cada una de las tres personas es enteramente Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección. Son un solo Dios. Las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión.

Dios se ha revelado a lo largo de la historia de las Salvación como Padre. Dios es antes que nada y por encima de todo, un Padre amoroso. No es un Dios juez, castigador, lejano, es un Padre. La palabra de Dios nos recuerda, “aunque tu padre y tu madre te abandonaran, yo no te abandonaré jamás”. Pero ese Dios Amor, no es un Dios que ha decidido quedarse en el cielo, nos ama tanto, que ha decidido hacerse cercano, encarnado, en Jesús nos ha liberado de nuestros pecados, y nos ha otorgado la vida eterna. Es el Dios en la historia, es la imagen visible del Padre, es la presencia de Dios entre os hombre. Jesús es el centro de la vida de los cristianos, es nuestra inspiración, es nuestro camino.

Y ese Dios sigue amándonos, que decide entregarnos su propio Espíritu, su propio aliento, el Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos guía en la fe, nos santifica, nos limpia del pecado, dándonos plenitud y salvación. Él nos hace sentir la presencia amorosa de Dios que nos guía en la búsqueda de la voluntad de Dios, y nosotros nos hacemos sus hijos adoptivos en el bautismo, entre nosotros somos hermanos. Así está constituida la gran familia de Dios. Nuestra vocación y misión consiste en hacernos, cada vez más, hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

Queridos hermanos, los invito a terminar este momento de reflexión, de compartir la Palabra de Dios haciendo sobre tu cuerpo la señal de la cruz, recordando la Santísima Trinidad, y con este signo vas a pedirle a Dios por ti, por tu familia, por tus seres queridos, por este mundo que tanto necesita de la presencia de Dios.

Ponemos la mana derecha sobre la frente señalando el cerebro que controla nuestro cuerpo, recordando que Dios es la fuente de nuestra vida. Repite conmigo: En el nombre del Padre.

Luego colocas la mano en el pecho, donde está el corazón, simbolizando el amor, recordando que por amor a los hombres Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida Eterna. Repite junto a mí: Y del Hijo.

Por último, colocarás la mano en el hombro izquierdo y luego en el derecho recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida. Él nos ilumina y nos da la gracia para vivir como hijos de Dios. Repite junto a mí: Y del Espíritu Santo.

(Música, En ti vivimos, Cristóbal Fones sj)

Queridos hermanos, vamos a presentarle en nuestras oraciones a Dios, nuestras propias necesidades, aquellos gritos, aquellas gracias que necesitamos el Señor nos la conceda. Como signo, como gesto, te invito a que eleves tus manos en este momento en forma de oración, y a cada oración que yo vaya orando contestarás: Te lo pedimos Señor.

Vamos a orar por la Iglesia, para que testimonie ante el mundo el Evangelio y la alegría que salva a los hombres. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a orar por todos los creyentes en Cristo, para que lleguemos y construyamos la unidad querida por Cristo, en su Santa y Única Iglesia. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a orar por todos los pueblos de la tierra, de manera especial vamos a orar para que cese el conflicto israelí-palestino, para que todos construyamos un mundo donde la paz y la justicia se haga realidad. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Vamos a orar por todos los que sufren, o experimentan la prueba, por todos los enfermos del Covid y los que han muerto por esta pandemia, para que sientan el amor del Padre y la presencia consoladora del Espíritu. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y por todos nosotros, para que visamos en plenitud la vida divina que hemos recibido en el bautismo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y ahora, haremos nuestra acción de gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y a cada oración responderemos, Gloria a ti Dios Trino y Uno.

Dios Padre, que te manifestaste como luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, por eso decimos: Gloria a ti Dios Trino y Uno.

Dios Hijo, que te has hecho uno como nosotros para salvarnos del pecado y de la muerte, y conducirnos hasta Dios, contigo decimos al Padre: Gloria a ti Dios Trino y Uno.

Dios Espíritu Santo, don de Dios, que hablaste por los profetas, y que conduces todo a la plenitud de la salvación, en ti es posible decir nuestra alabanza: Gloria a ti Dios Trino y Uno.

(Música, En esto Creo, DR)

Y terminemos este rato de oración, de encuentro con la Palabra viva de Dios, pidiendo a la Madre de Jesús que nos acompañe, que nos guíe y que nos lleve al encuentro de su Hijo amado. Por eso decimos todos con confianza.

Dios te salve, María,

llena eres de gracia,

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros

Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros

Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros

Y nos disponemos para recibir la bendición.

El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu.

Y la bendición de Dios, todo poderoso, descienda sobre cada uno de ustedes. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.

Queden todos en la paz de Dios. Amén.

Quien les habla, es el padre Yosbel Lazo Cordero, párroco de la parroquia misionera San José Obrero.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación Social, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Es la voz de la Iglesia santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA 

(Música, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Débora García)

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