En la mañana de este lunes 29 de marzo, el templo de San Francisco, acogió a la iglesia que peregrina en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba para la celebración de la Misa Crismal, que por la actual situación epidemiológica de la ciudad no se celebró como es tradición en la SBIM Catedral de Santiago de Cuba.

En la eucaristía presidida por Mons. Dionisio G. García Ibáñez, Arzobispo, y todo el clero diocesano, fue consagrado el Santo Crisma y bendecidos los óleos que serán usados en la celebración de los sacramentos, que nos recuerda que todos somos hijos de Dios que los consagró sacerdotes, profetas y servidores.

En su homilía el Arzobispo preguntaba “¿Cómo nosotros podemos ser testigos de Cristo, sacramento de Cristo en esta sociedad, que tanta inquietud, confusión, tantos signos de muerte están presentes? Entre ellos el Covid, la angustia por la comida, por las medicinas, vivir que uno no es dueño de su vida, sino que uno depende de tantos avatares, de esas cosas que vienen, de circunstancias… ¿Cómo nosotros podemos ser signos?… cada uno por ser bautizado tiene que ser signo de vida, cada uno de nosotros por ser bautizado tiene que ser testigo de Cristo con la palabra. Cada uno de nosotros, según nuestro estado, tenemos que dar ese testimonio, y ser signo de vida. Cada uno.La celebración de hoy nos llama a pensar en esto.”

En la celebración participaron también, en representación de todas las comunidades, las religiosas y religiosos, los seminaristas, y algunos jóvenes y laicos de la ciudad.