Irradia emisión del 14 de marzo de 2021
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza y CMKC, emisora provincial
IV Domingo de CUARESMA
“Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. Juan 3, 16
(Música, Creer, Marcos Vidal)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Creer, Marcos Vidal)
En esta mañana nos acompaña el padre Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Iglesia Metropolitana Catedral de Santiago de Cuba.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, dondequiera que se encuentren, siempre un placer y una alegría volverme a encontrar con ustedes para compartir la Palabra de Dios. Hoy vamos a escuchar el Evangelio de san Juan, en el capítulo 3, versículos del 14 al 21.
(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 3, 14-21)
Estamos ya en el IV domingo de Cuaresma, podemos decir que estamos en la recta final de la Cuaresma. Y entonces sería bueno preguntarnos, ¿cómo estoy viviendo este tiempo? Este tiempo de gracia, este tiempo de misericordia, este tiempo de la paciencia de Dios; esta oportunidad de mirarme por dentro, de ver qué hay que cambiar en mi vida, para poder convertirme.
La Cuaresma es tiempo de conversión, tiempo de encuentro conmigo mismo, pero también de encuentro profundo con Dios, y a la luz de Dios encontrarme conmigo, y ver sin temores, qué hay que cambiar en mi vida para poder seguir el camino del Señor. Y digo sin temores porque hay cosas que a veces nos cuesta reconocer, incluso a nosotros mismos, no con los demás, sino con nosotros mismos. Entonces tenemos que mirar para permitir que la misericordia de Dios se derrame.
La primera lectura de hoy, está tomada del libro de las Crónicas. El Señor quiere que su pueblo se convierta, el Señor quiere que su pueblo cambie, el Señor le envía a su pueblo mensajeros, pero el pueblo no quiere escucharlos, el pueblo quiere seguir su camino. Y sigue su camino, y su camino termina en el exilio, termina en la esclavitud, termina dejando todo lo que el Señor le había dado. Entonces comprende. Comprende que lejos del Señor no encontramos más que la esclavitud, esclavos de los demás o esclavos de nosotros mismos, de nuestras ambiciones, de nuestros temores, de nuestros malos pensamientos, de nuestra incapacidad para comprendernos, para amarnos, para perdonarnos.
Pero el Señor sigue teniendo misericordia y paciencia. Y por eso el pueblo, aquel pueblo que se ha apartado del Señor, pero que comprende su pecado, y le pide perdón. El Señor le abre el camino para que pueda regresar, para que pueda regresar a Jerusalén; y pueda hacerlo impensadamente a través de quien menos pensamos, a través de Ciro, rey de Persia, es el que abrirá el camino para que el pueblo pueda volver a su tierra, pueda reconstruir el templo del Señor.
La segunda lectura es de la Carta del apóstol san Pablo a los cristianos de la comunidad de Éfeso, a los efesios. Y nos dice, la misericordia y el amor de Dios son muy grandes, porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados y Él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. El amor y la misericordia de Dios son muy grandes, no tenemos idea de cuán grandes es el amor y la misericordia de Dios para con nosotros, para cada uno de nosotros. El tiempo de Cuaresma es tiempo para pensarlo, es tiempo para meditarlo, es tiempo para ver la obra de Dios en nuestra vida, cómo ha estado presente en cada momento, en cada circunstancia, cuando lo hemos necesitado, cuando nos hemos sentido solos. Es hacer ese recuento, hacer esa experiencia de la presencia de Dios en nuestra vida; cómo el Señor ha estado siempre dispuesto como el padre del hijo pródigo a acogernos, a abrazarnos, a perdonarnos cuando le hemos dicho “Padre he pecado contra el cielo y contra ti”
En el evangelio de hoy al Señor nos dice algo que escuchamos en la lectura del domingo antepasado, de la Carta de san Pablo a los Corintios. Pero esta vez nos lo dice el mismo Jesús “porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su único Hijo, tanto nos amó su único Hijo que se entregó voluntariamente por nosotros, porque nadie me quita la vida sino yo la doy por ustedes; porque ya no los llamo siervos, los llamo amigos. Qué grande es eso, que el Señor nos llame amigos; amigo es aquel que se escoge libre y voluntariamente, y el Señor nos ha escogido libre y voluntariamente.
“No me han escogido ustedes a mí, yo los he escogido a ustedes”. A pesar de nuestros pecados, a pesar de nuestras faltas, el Señor nos ha escogido, y nos da la gracia, y nos da la fuerza, y nos perdona una, y otra, y otra, y otra vez, siempre dispuesto a perdonar. Entonces preguntemos, ¿estamos aprovechando este tiempo de Cuaresma, estamos mirándonos por dentro, estamos trabajando para ir quitando aquello que nos impide seguir de cerca al Señor, que nos impide recibir ese amor y esa misericordia de Dios para poder ser testigos en medio de este mundo?
Estamos casi al final de la Cuaresma. Entonces preguntémonos, ¿la estamos aprovechando? Para que no perdamos el tiempo, para que en este tiempo que todavía nos queda antes de celebrar la Semana Mayor, la Semana Grande, la Semana Santa, vayamos con el corazón preparado, con el corazón contrito y arrepentido para recibir la gracia y la misericordia de Dios, que nunca nos fallará, que nunca nos faltará. En todo momento y en toda circunstancia.
Que tengan un feliz domingo. Que el Señor los bendiga.
(Música, Mi trabajo es creer, Marcos Yaroide)
Ahora, confiados en que el Señor siempre nos escucha y siempre nos responde, presentémosle nuestra súplica.
En primer lugar, por la Iglesia, de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que seamos testigos del Señor, de su amor y de su misericordia en medio de este mundo, amándonos los unos a los otros como el Señor nos ama. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos los que sufren, y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que podamos encontrar en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por las vocaciones, sacerdotales, religiosas, diaconales, laicales, para que estemos siempre dispuestos a responder al Señor que nos llama a ser sus testigos en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por la iglesia cubana, para que demos testimonio de Cristo en medio de estos momentos de dificultad por la que todos estamos pasando. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Por todos los difuntos, de manera particular por aquellos que no tienen quien rece por ellos, para que perdonas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Los unos por los otros, para que aprovechemos este tiempo de Cuaresma, para convertirnos, para reconocer nuestros pecados, para ser mejores. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que tú conoces. Te las presentamos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor, Amén.
(Música, Te entrego mi vida, Kiki Troya y Mary Cardona)
Ahora hermanos, recemos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó:
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdónanos nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
Una vez más, hermanos, amigos, un placer haber podido compartir este rato con ustedes. Una alegría y un gozo. Una vez más les deseo que tengan un feliz domingo y una muy buena semana.
Les habla el padre Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Catedral de Santiago de Cuba. Y pide para todos la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA
(Música, Creeré, Tercer cielo)