Irradia emisión del 21 de febrero de 2021
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza y CMKC emisora provincial
I Domingo de CUARESMA
“El Espíritu condujo a Jesús al desierto… Donde fue tentado…” Marcos 1, 12-13.
(Música, Este es el día del Señor, Interpreta: Acrisolada)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, Este es el día del Señor, Interpreta: Acrisolada)
Para la reflexión de hoy, contamos con la presencia de la hermana María Soledad Galerón, Religiosa de María Inmaculada Misionera Claretiana de nuestra arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es para mí una gran alegría, encontrarnos de nuevo, otro domingo más. Mi saludo lleno de cariño para todos ustedes que nos escuchan, y, a todos les invito a, estar atentos a la Palabra que, Dios, a través de la Iglesia, quiere comunicarnos en este tiempo litúrgico especial que comenzamos: la Cuaresma.
Abramos nuestro oído, mente y corazón a la Palabra, con la que, Dios quiere, en este domingo, caminar con nosotros, para que se nos haga luz, sentido de la vida, y, sobre todo, esperanza en este difícil tiempo que estamos viviendo con familia humana.
Antes de comenzar el comentario del texto evangélico, me parece conveniente, recordar el sentido del tiempo litúrgico que acabamos de empezar, con “el miércoles de Ceniza”: LA CUARESMA. Este tiempo, que va a durar “cuarenta” días, es uno de los tiempos litúrgicos más importantes en la vida de la Iglesia. Se fue estructurando progresivamente a lo largo de los siglos, pero ya, muy desde el inicio, en las comunidades se organizaron tiempos de preparación para la Pascua.
El término “cuaresma”, tiene una gran riqueza bíblica, con la que hacer memoria de los acontecimientos más significativos de la historia de salvación… Recuerda los 40 años vividos por el Pueblo de Dios en el desierto camino hacia la tierra prometida… Los 40 días del profeta Elías, por el desierto, hasta llegar al Horeb, el monte de Dios; los 40 días de Jesús en el desierto, etc… Todos ellos tiempos de dificultades, purificación, búsqueda y prueba para el seguimiento y la fidelidad al plan de Dios.
La Cuaresma es un camino espiritual, una peregrinación interior que nos unifica y da sentido… en ella caminamos hacia la PASCUA, misterio de la muerte y la resurrección de Cristo… Es un tiempo para, contemplar e interiorizar más en el Misterio de Jesús… y dejarnos trasformar, e identificar con Él… una experiencia que nos ayuda a dejar a Dios que realice en nosotros, de una forma más plena, el Hijo de Dios que estamos llamados a ser… por eso tiene una profunda orientación bautismal.
La iglesia, y cuando decimos Iglesia, hablamos de cada uno de los que la formamos, está llamada, particularmente en este tiempo, a una continua conversión… cambiar de dirección… hacia aquello que está llamada a ser, HACIA EL REINO DE DIOS en la tierra… que ya lo es, pero que necesita serlo más profunda y radicalmente… Esta conversión solo es posible por nuestra apertura y acogida a la acción del Espíritu.
Tomemos conciencia de que la conversión es un camino que NO conduce a su fin a quien lo sabe, lo imagina, lo ve en el mapa… pero no salen de su asiento, de su posición existencial… sino a quien lo RECORRE, lo experimenta, lo sufre, lo vive…Para que un camino nos lleve alguna parte, HAY QUE CAMINARLO, DAR UN PASO DETRÁS DE OTRO Y AVANZAR EN ÈL … con lo que significa de mirada hacia la meta, de esfuerzo, de constancia, de deseo de alcanzar el final…
Escuchemos a continuación la lectura del evangelio de Marcos, en su capítulo 1, los versos del 12 al 15 que es la propuesta que la Iglesia nos hace para este primer domingo de Cuaresma.
(Lectura del evangelio de San Marcos, capítulo 1, 12-15)
Nos ayuda mucho tener a mano el texto bíblico, pues nos facilita seguir la reflexión. Este texto, llamado las “Tentaciones de Jesús”, nos lo relatan también, Mateo 4, 1-11 y Lucas también 4, 1-13. El hecho de estar recogido por los 3 evangelistas, nos habla de la importancia que tiene. Estas narraciones, colocadas al inicio de los evangelios, son como una síntesis de las tentaciones que van a acompañar a Jesús, a lo largo de toda su vida… Y así mismo, nos revelan, cómo desde el principio, Jesús toma una opción de fidelidad al Plan del Padre que, también, le acompañará toda su vida… Aquí inicia un recorrido que terminará, en la Muerte y la Resurrección…
Podemos dividir el texto en dos partes, en la primera, los versos 12 y 13, se nos presenta a Jesús conducido por el Espíritu al desierto y su experiencia en él; y, la segunda, los versículos 14 y 15, describe el inicio de la misión de Jesús…
Previamente, Marcos (Mateo y Lucas todavía más desarrollado), acaba de narrar el bautismo de Jesús en el Jordán, donde ha experimentado, quién es y para qué está en el mundo… Es el Hijo, y su misión es vivir y anunciar el reinado de Dios, que, en el fondo, se reduce a vivir como hijos y hermanos…
Después del Bautismo, Jesús, movido, impulsado por el Espíritu, se adentra en el Desierto. El ser hijo de Dios no exime a Jesús de su condición humana, de su necesidad de orar, de buscar y decidir cómo responder al plan del Padre sobre Él. El desierto para él pueblo de Israel era tradicionalmente lugar de prueba y de toma de decisión. En el desierto, el pueblo, debía aprender a confiar en Dios y seguir sus caminos… Y Jesús aprende, a superar las pruebas y a decidir de acuerdo a lo que el Padre quiere…
Después de esta larga experiencia, nos dice Marcos que “lo puso a prueba durante 40 días” … días de distancia, de soledad, tentación, oración, silencio, búsqueda… Jesús vence la tentación con su abandono en la providencia de Dios, y Marcos nos lo describe con la frase: “convivía con los animales y en el servicio que le brindan los ángeles” …
Jesús, libre por la decisión tomada, empieza su misión. Realiza una intensa actividad proclamando que “se ha cumplido el plazo” y comienza una nueva etapa en la historia de la salvación. “El reino de Dios está llegando” … el reinado de Dios, no es un lugar, sino un estilo de vida que practica los valores de la filiación, la fraternidad, la verdad, la justicia, la solidaridad y la paz… Jesús, con su vida y su palabra, hace presente ese reinado.
Con las palabras “conviértanse y crean en la buena noticia” Jesús nos invita a acoger el Reinado de Dios y dejarnos convertir por el Espíritu… “convertirse”, significa cambiar de rumbo, de dirección, volver a Dios, y creer y hacer nuestra, la “buena noticia” que Jesús “proclama”.
Podríamos preguntarnos, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios en este fragmento evangélico?
Yo diría que, en primer lugar, nos enseña a abrir el corazón al Espíritu y a dejarnos conducir por Él al “desierto”, donde en el silencio y la soledad nos ayude a, superar “la prueba”, y, comprendamos mejor la misión que tenemos en la vida y cómo realizarla…
No hay vida humana que no esté sometida a la prueba. Vivimos rodeados de voces… unas nos invitan a seguir las estrategias del mundo, del “malo”, y otras a seguir las estrategias de Jesús, del reino; unas nos acercan a la luz, otras nos llevan a las tinieblas… Prestemos atención, porque en la vida cotidiana la tentación funciona como “la publicidad”, con manipulación, engaño, mentira, disfrazando el mal, como “ángel de luz”, que nos seduce a lo cómodo, lo que nos da placer, poder, fama, dinero…
El mal nos invita a la codicia, al deseo de riquezas, de saber, de tener… al egoísmo, a centrarme en mí, mis intereses, mis gustos, mis necesidades… Nos invita a la vanidad, a “inflar” la imagen, fama, al prestigio, a querer ser estimado, valorado, considerado… y a la soberbia, prepotencia, poder, fuerza, violencia…
Jesús nos invita a la POBREZA EVANGÉLICA… a la sencillez, mansedumbre, paz; al reconocimiento y la aceptación de quien realmente soy… Nos invita a la ENTREGA al otro y por el otro, a la compasión, misericordia, al perdón, a “dejar pasar”, a no cansarnos de hacer el bien, a trabajar y sufrir por la justicia… Nos invita al SERVICIO, a la disponibilidad de “ponernos a los pies” de quien nos necesite…
Como Jesús que, siendo el Hijo, se hizo como uno de tantos en la tentación, y tuvo que luchar contra el espíritu del mal… también, para nosotros, la vida es tiempo de lucha espiritual, y debemos afrontar al maligno, y, mediante la oración y la ayuda de Dios, vencerlo en nuestra vida cotidiana.
Constantemente tenemos que “discernir”, reflexionar a la luz de la Palabra y decidir… JESUS ELEGIÓ… nosotros elegimos…Para elegir el bien, necesitamos lucidez y desenmascarar la verdad de mis movimientos interiores, de mis motivaciones, mis inclinaciones, mis deseos… para no dejarme engañar… El Papa Francisco nos dice que “es necesario tener la valentía de rechazar todo lo que nos lleva fuera del camino, los falsos valores que nos engañan atrayendo a nuestro egoísmo de forma sutil… debemos fiarnos del Señor, de su bondad y de su proyecto de amor para cada uno de nosotros”
Para poder superar la prueba y vencer la tentación contamos con la ayuda del Espíritu del Padre, por eso, conscientes de nuestra debilidad, vamos a terminar este encuentro, pidiéndole a Dios, que nos conceda la luz y la fortaleza de su Espíritu para caminar en el seguimiento de su hijo Jesús y le DECIMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Te pedimos, Padre, por la Iglesia, extendida por toda la tierra, para que todos los que la formamos, con tu ayuda, renovemos nuestra fe, esperanza y amor. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Te encomendamos al Papa Francisco y a todos los obispos, sacerdotes, diáconos, animadores de comunidades, catequistas, que, con tu ayuda, sean fuente de esperanza y compromiso para todos aquellos a quienes atienden con sus servicios pastorales. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Padre, ten compasión de toda la familia humana, especialmente, da la luz y fuerza de tu Espíritu, a los que dirigen los destinos de los pueblos, desde la política, la ciencia, la economía, para que, conviertan sus decisiones a la verdad, la justicia, y la solidaridad. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
En tus manos de Padre, ponemos a todos los que sufren, por opresión, injusticia, violencia, enfermedad, falta de medios, haz que los cristianos, desde nuestra pequeñez, seamos signos de la presencia de tu reino con nuestra solidaridad, consuelo y ánimo para quien nos necesita. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Tú, Padre, que conoces la profundidad de los corazones y la complejidad de la situación que vive nuestro mundo, conforta a los enfermos, fortalece a los que los atienden, da esperanza y ganas de luchar a los que sufren las graves consecuencias económicas… Concede éxito al esfuerzo de los científicos y solidaridad a los que tienen los medios farmacéuticos: OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Padre, acuérdate de todos tus hijos, y en este tiempo de Cuaresma que empezamos, no permitas que nos dejemos engañar por el mal; que no caigamos en la tentación de utilizar las capacidades que de ti hemos recibido, solo para provecho propio; que la ambición y el deseo de tener, de placer y de poder no nos domine. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Sabemos que todos los difuntos están en tus manos misericordiosas. Acoge especialmente a nuestros familiares, los que han muerto víctimas de la covid-19, de la violencia, del hambre, y de la guerra. OREMOS: Padre ¡confiamos en tu misericordia!
Seguros de que nuestro Padre nos acompaña en la travesía del desierto, le decimos la oración que su Hijo Jesús nos enseñó y pedimos con toda la fuerza de nuestro corazón que “no nos deje caer en la tentación”.
(Música, Padre Nuestro, Interpreta: Cristóbal Fones)
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdónanos nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
El Señor nos bendiga nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amen.
A lo largo de los siglos la vivencia de la Cuaresma, se ha centrado en la oración, el ayuno y la limosna…. El Papa Francisco nos aclara cuál es el ayuno que el Señor QUIERE… “que ayunemos de palabras hirientes y hablemos con bondad… que ayunemos de “enojos y descontentos” y nos llenemos de paciencia y gratitud… que dejemos la queja y disfrutemos las cosas pequeñas de la vida… que dejemos el egoísmo y la incapacidad de perdonar y nos llenemos de reconciliación y compasión… y que ayunemos de palabras vacías para poder escuchar a Dios que nos habla en el silencio…”.
Soy María Soledad Galerón, Misionera claretiana y, antes de cerrar este programa les agradezco su compañía y confió que este compartir de la Palabra sea alimento y fuerza en el caminar de la vida.
Les deseo una santa cuaresma… Tengan todos un buen domingo, y, espero que sigan sintonizando con nosotros, domingo tras domingo, para dejarnos “irradiar” por la Palabra de Dios.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA
(Música, El Señor pintó mi vida, Interpreta: Marco López)