Aunque en su Autobiografía, Claret dice que, “al día siguiente” de la llegada, “hicimos la entrada solemne según las ritualidades de aquella capital” (aut.509), en realidad fue el día 18. La fecha la conocemos por el informe hecho, el 19 de febrero, al Cabildo catedralicio santiaguero: “… Presentado por S.M. la reina para esta Silla Metropolitana y consagrado en virtud de confirmación Apostólica, he tomado posesión de aquel ayer 18 de los corrientes, habiendo nombrado para provisor y Vicario general de este Arzobispado al Dr. D. Juan Nepomuceno Lobo…”

Detalles de la celebración los comparte en una carta a su maestro y amigo Fortunato Bres: “Hoy se ha hecho la toma de posesión y en esta misma tarde haremos la función de la entrada, que será la procesión de la Iglesia de santo Tomás a la Catedral y allá mismo hemos quedado que les predique… Que diferencia de tiempo de éste con el de Vich; ellos temblando de frío… y yo tenía que ponerme un paño de agua fresca encima para mitigar el calor…”.

El P. Antonio Barjau, uno de los compañeros de Claret realizó una valiosísima crónica de los pormenores del viaje y primeros tiempos de la estancia en Cuba. R EC I carta n° 164. Cuba, 24 de febrero de 1851. AL MINISTRO DE GRACIA Y JUSTICIA. Relata que El día de la toma de posesión había puesto ya su actividad bajo la protección de la Virgen. Volviéndose a la imagen esculpida en el báculo dijo: “la prelada será la Virgen santísima, Mi forma de gobierno será la que ella me inspire”. (Declaración de P. Antonio Barjau)

Tomada ya posesión de la Arquidiócesis e iniciadas los primeras actividades canónicas y pastorales, informa al Ministro de Gracia y Justicia que… “Conozco cada vez más lo arduo de la misión… confío que la divina misericordia me concederá gracia para no desmayar. En esta confianza puede usted asegurar a Su Majestad que el Arzobispo de Cuba está pronto y decidido a sacrificarse por las ovejas que forman su rebaño; no perdonando medios ni fatigas para extender la fe, desterrar vicios y arraigar las virtudes en el corazón de los cubanos…”.

(Cuba, 24 de febrero de 1851. Al Ministro de gracia y Justicia)