Irradia emisión del 10 de enero del 2021
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo III del tiempo de Navidad
Fiesta del Bautismo del Señor
“Tú eres mi Hijo amado, en Ti me complazco”. Marcos 1, 11
(Música, El bautismo de Jesús, P. Edgar Larrea)
Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.
(Música, El bautismo de Jesús, P. Edgar Larrea)
En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de SBMI Catedral de Santiago de Cuba.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, donde quiera se encuentren. Queridos hermanos, queridos amigos, les saluda el P. Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Estamos celebrando la Fiesta del Bautismo del Señor, con la cual vamos a terminar este tiempo de Navidad que hemos vivido atípicamente pero profundamente; reconociendo que Navidad es un tiempo, Navidad es todo el tiempo, Navidad es todos los tiempos.
El Evangelio de este domingo está tomado del evangelista de San Marcos, capítulo 1, versículos del 7 al 11.
(Lectura del evangelio de San Marcos, capítulo 1, 7-11)
Celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, y a veces nos sorprendemos como se sorprendió Juan el Bautista cuando vio a Jesús acercarse para ser bautizado por él, y le dice “Pero sí eres tú quien tiene que bautizarme a mí” y Jesús le responde, “es bueno que hagamos las cosas así”. Juan lo bautiza y ocurre algo maravilloso, lo podemos ver como algo extraordinario. Después que Juan bautiza en el Jordán a Jesús, se abre el cielo y baja sobre Jesús el Espíritu Santo en forma de paloma, y no sólo eso, sino que se oye una voz, la vos del Padre que dice “Tú eres mi Hijo amado, en Ti me complazco”.
Y podemos pensar que eso sólo le ocurre a Jesús porque era Jesús, el Hijo de Dios hombre verdadero, Dios verdadero, Hijo de Dios. Pero no, eso nos ocurre a todos y cada uno de nosotros el día de nuestro bautismo. No lo vemos, no lo oímos, pero ocurre exactamente así. Cuando el sacerdote deja caer el agua sobre nuestra cabeza, y dice “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros, no en forma de paloma, pero realmente.
Por primera vez desciende sobre cada uno de nosotros en nuestro bautismo el Espíritu Santo. Para iluminarnos, para fortalecernos, para consolarnos, para ayudarnos a segur el camino del Señor Jesús; para poner en nuestro corazón el deseo del bien. Después, un tiempo más tarde dependiendo si nos bautizamos de pequeños, niños, adolescentes, adultos, recibiremos en la confirmación esa fuerza extra, en la cual diremos sí, yo quiero seguir adelante, yo quiero seguir al Señor, yo quiero servirle, yo quiero dar testimonio de Él. Y el Espíritu Santo de una manera particular en el sacramento de la Confirmación, no dará la fuerza que necesitamos para poder cumplir ese deseo de seguir, de servir y de dar testimonio del Señor.
No lo dudemos, el día de nuestro bautismo el Espíritu Santo descendió realmente sobre nosotros. Pero no sólo eso, también se oyó, aunque no lo escuchemos con los oídos materiales, al Padre diciendo “Tú eres mi hijo amado en ti me complazco”; porque por el bautismo somos hechos hijos de Dios en el único Hijo, herederos del Reino de los cielos. Somos hijos de Dios. ¡Qué maravilla! Nosotros pecadores hijos de Dios, realmente hijos, no creaturas de Dios solamente. Todos somos creaturas, pero a partir de ese momento somos hijos de Dios.
Y como Hijos de Dios somos hermanos los unos de los otros, y formamos una gran familia, es lo único que puede hacer real el que con tantas diferencias como tenemos los unos con los otros, de raza, de lenguas, de religiones, de países, de ideologías, seamos hermanos. Lo único que justifica que yo te ame como el Señor me ama, más allá de mí mismo, siendo capaz de sacrificarme y de darlo todo por ti, es porque tú eres mi hermano. Y eres mi hermano porque eres hijo de Dios. Si Dios desaparece, entonces desaparece la fraternidad universal, a la que aspiramos y no llegamos porque no tiene fundamento fuera de Dios. Queremos dejar a Dios fuera, y cuando dejamos a Dios fuera, nos separamos los unos de los otros.
El día del bautismo del Señor, el Espíritu Santo descendió sobre Él, y el Padre le dijo “Tú eres mi Hijo muy amado, en quien me complazco”. El día de nuestro bautismo el Espíritu Santo descendió realmente sobre cada uno de nosotros, y la voz Padre nos dijo “Tú eres mi hijo amado, en quien me complazco”. <entonces, esforcémonos por vivir como hijos de Dios, a pesar de nuestras fragilidades, de nuestras debilidades, esforcémonos por vivir como hijos de Dios, dando testimonio, amándonos, perdonándonos, ayudándonos, trabajando juntos para hacer de este mundo un mundo mejor. Para hacer de este año que comienza un año mejor, 2021 en el cual nos deseamos felicidad, prosperidad, pero habrá felicidad y prosperidad en la medida en que nosotros nos lo propongamos, somos nosotros los que hacemos la diferencia. Cada año es igual, tiene el mismo número de días, de horas, de minutos, tiene las mismas estaciones, más acentuadas o menos acentuadas, los que hacen las diferencias del año somos nosotros. Son nuestras obras, que sean las obras de Dios, para que vivamos como hermanos y hagamos de este mundo nuestro hogar.
Que tengan un feliz domingo de la fiesta del Bautismo del Señor.
(Música, Renacer, DR)
Ahora hermanos vamos a presentar, como siempre, confiados en que el Señor nos escucha, y no sólo nos escucha, sino que responde, nuestras súplicas.
- En primer lugar, vamos a pedir por la iglesia, de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que, como hermanos que somos, hijos de Dios, demos testimonio del amor y la misericordia del Señor con nuestras obras, cada día, en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
- Vamos a pedir por los que sufren, por los enfermos, los moribundos, los presos, por los que se encuentran lejos de sus familiares y amigos, por los que no tienen trabajo, por los que no tienen hogar, por los que se sienten desorientados, para que puedan encontrar en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza, y en nosotros cristianos corazones siempre dispuestos a tenderse para ayudarnos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
- Pidamos también por las vocaciones sacerdotales, religiosas, laicales, diaconales, para que cada vez más seamos miembros de esta familia de Dios y como familia de Dios demos testimonio de Él. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
- Pidamos también por todos los difuntos, de manera particular por aquellos que han fallecido a causa del coronavirus, y también por aquellos que nadie recuerda, por quien nadie ora, para que el Señor perdonando sus faltas los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
- Pidamos por este año que comienza 2021, para que sea próspero, para que sea feliz, porque nosotros con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo en la gracia de Dios, podamos hacerlo mejor. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.
Escucha Padre Santo estas súplicas, y escucha también aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces. Te las presentamos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
(Música, Mi entorno, Jesús Adrián Romero)
Ahora vamos a orar con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó. Nos enseñó a llamarle a Dios Padre, y a sentirnos hermanos los unos de los otros…
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación,
Y líbranos del mal. Amén
Hermanos que tengan un feliz domingo. Como siempre un placer poder compartir este ratico con ustedes. Que la semana sea una semana de gracia y de bendición. Les habla el P. Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. Un abrazo para todos donde quiera que se encuentren. Feliz Año Nuevo.
Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Es la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA
(Música, Algo Nuevo, Marcela Gándara)