La Cruz, un amor concreto para una vida concreta: Pascua de los Adolescentes

Por: P. Valentín Sanz CM 

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 23 de mayo de 2017 / Ya desde el día anterior por la tarde habían llegado varios jóvenes animadores de la Pastoral de Adolescentes para preparar la ambientación de la “Pascua de los Adolescentes” de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba que tendría lugar el sábado 20 de mayo.

Pusieron cadenetas, globos (algunos sobrevivieron) y colgaron el lema: “La Cruz, un amor concreto para una vida concreta”. Esta celebración, coincidiendo con la de Jóvenes (en la Iglesia de María Auxiliadora), la de las familias (Parroquia Santa Teresita) y la de los Misioneros (Parroquia de Santo Tomás), se hizo en varias etapas y en diferentes iglesias de Santiago, además de la Santísima Trinidad (donde tuvo su inicio), Santo Tomás, Santa Lucía y San Francisco.

Aquí sería el lugar de juegos y dinámicas, pasando en grupos de unos cincuenta cada vez y al mediodía el almuerzo, para concluir todos, jóvenes, adolescentes, familias y misioneros, en la Catedral, con la Eucaristía presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Dionisio García, donde también se había tenido la Pascua Vocacional diocesana.
Los muchachos fueron llegando, como se programó, desde por la mañana, para los juegos. Aquí los esperaban el P. Gustavo, responsable de la Pastoral de adolescentes, y un grupo de animadores. Fue difícil “controlar” la energía de estos muchachos correteando por el patio y su bullicio inevitables, teniendo en cuenta que también estaban los ancianos de nuestra Casa de Abuelos (quienes, dicho sea con justicia, resultaron ilesos). La alegría juvenil llenó el verde y exuberante patio de San Francisco. El P. Gustavo mostró un dominio total de la situación.

Eran unos 220 adolescentes (se esperaban más de 400, pero una programada “Tabla Gimnástica” -de asistencia obligatoria- en las escuelas hizo mermar la participación de muchos). A la hora convenida llegó el almuerzo: cajitas bien surtidas traídas desde el Cobre y acompañadas por refrescos. Por supuesto, sobraron cajitas, que pudimos repartir entre los agradecidos vecinos del barrio.
Después de almorzar y descansar, salieron todos hacia la Catedral como a las cuatro de la tarde, donde les esperaba una “Expo-Venta”, no antes de que el equipo animador organizara la “guardia vieja” y la limpieza total del patio, recogiendo todos (increíblemente todos) los residuos de la batalla campal…
Después tuvo lugar la Eucaristía. Me contaron nuestros jóvenes al día siguiente: “¡Padre, lo mejor de todo fue la Misa!”, “¡Qué genial la homilía de Monseñor Dionisio!” ¡Qué lindo escuchar a los jóvenes diciendo esto!
Nos dio mucha satisfacción ver cómo San Francisco, como en el pasado, históricamente disponible para actividades de la Arquidiócesis, de otras parroquias, pastorales y movimientos, retomaba esta función eclesial, lamentablemente suspendida cuando el huracán “Sandy” hizo sus estragos aquí y luego por la tremenda sequía que hemos padecido -y seguimos aún padeciendo-, deseando que continúe así, como un lugar alternativo al Cobre para estos eventos.

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